domingo, 29 de junio de 2025

"INFANCIAS EMBRIDADAS" (Ideal 29-6-25)

Infancias embridadas

Manuel Molina

 

           La infancia se convertía en verano en una casa semioscura de sol a sol, como escribe Azahara Palomeque: “desde el canto de la chicharra al del grillo, aquí respirábamos entre sombras chinescas”. Esa etapa de la vida creo que se convierte en la verdadera patria, amantísima o repelente, de la que todo el resto puede que no alcance a ocupar más que una extensión que viene y va hacia ella. La llegada del verano en esa edad, al menos para mis coetáneos, suponía la liberación de los madrugones, de las clases, la oportunidad de leer sin prisas las aventuras de Julio Verne o Daniel Defoe, de recibir amistades o desplazarse hasta sus casas y maquinar inventivas. También había gozosas escapadas hacia espacios exteriores como el río en una pandilla de edades variadas, sin adultos, en la que unos cuidaban de otros. Fruto de un trabajo colaborativo y de la creatividad espontánea llegamos a crear una balsa de troncos y cuerdas que navegó una decena de metros. Era un tiempo donde, como escribió Juan Ramón Jiménez: “Tu cielo es todo risas,/ tu sol es todo calma”.

           Leo un  triste informe en sus conclusiones en que se refleja que la media de juego al aire libre de las criaturas menudas en nuestro país marca una irrisoria y preocupante cifra: tres horas. Ya saben que las medias estadísticas no reflejan del todo al individuo (uno come un pollo, otro ninguno y la media dice que medio pollo cada uno). Sin embargo, lo que queda reflejado es la preocupante situación con la que nuestra sociedad gestiona el tiempo libre de nuestra futura ciudadanía. Las causas no se deben simplificar y se presuponen, pero en el trasfondo quedan algunos factores determinantes: en las casas no hay nadie que pueda atenderlos a diario, de ahí que se imponga la necesidad de acudir a lugares donde se les “guarda”. Me dan pena aquellos niños y niñas que al día siguiente de las vacaciones deben volver al mismo lugar para “divertirse”, como recuerda Juan Gelman: “El niño está solo./ No juega./ No ríe./ No grita./ Sólo mira/ con los ojos tan grandes/ como el silencio.”

            No se libran ni en verano los diminutos infantes de las “obligatorias” actividades, que cambian de nombre como natación, animación o ludoteca, donde todo está dirigido y programado, donde la madre de todas las ciencias, que es el aburrimiento voluntario, desparece. Sigue el inglés que ya preconizaba Mª Elena Walsh en “El mundo del revés”: “que los gatos no hacen miau y dicen yes/ porque estudian mucho inglés”. No hay resguardo de sombras, pero la realidad impone su obligación silenciosa. Las estadísticas demuestran también un exponencial número de alteraciones de conductas a edades tempranas, pero a quién le puede extrañar con la forma de vida que nos arrastra. La mayor parte declara en una encuesta que no pediría como principal deseo un aparato digital o juguetes, sino tiempo para poder jugar con su padre o su madre. Tiempo y jugar con alguien cercano.


 

lunes, 16 de junio de 2025

"MÁS QUE PÍCAROS" (Ideal, 15-6-25)

 

Más que pícaros.

Manuel Molina

 

            En España la corrupción no es solo una lacra contemporánea, sino que proviene, para nuestra desgracia, de una tradición. No es casualidad que el género de la novela picaresca naciera aquí, ni que su máxima celebridad—el Lazarillo de Tormes— sea símbolo del ingenio al servicio de la supervivencia en una sociedad marcada por valores de inversión ética, que siguen muy vigentes: la hipocresía, y sobre todo, la doble moral característica de nuestro día a día, lo que se es y lo que se cree ser. Desfila por los tribunales una pléyade de políticos, familiares de políticos, empresarios y asesores implicados en tramas de todos los colores y con todos los colores, salvo el del sonrojo, que abarcan desde malversación de fondos públicos hasta tráfico de influencias y no podemos evitar preguntarnos: ¿hemos cambiado realmente desde el siglo XVII? ¿O seguimos atrapados en el mismo relato, solo que con trajes mejor cortados, cuentas opacas en paraísos fiscales o sobres de quinientos eurazos?

            Lázaro, el pícaro por excelencia, justificaba su astucia con palabras que resuenan todavía: "Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes,... y que siendo niño padecí mucha hambre y necesité aguzar el ingenio más que otros." El Lazarillo no robaba por codicia, sino por necesidad, y lo hacía en un mundo donde los poderosos abusaban sin rubor de los más débiles. ¿Qué son, entonces, los que hoy se apropian de lo público, no por hambre, sino por avidez insaciable? ¿Pícaros o simplemente ladrones revestidos de corbata? Supongo que ese matiz duele más en quienes ven apandar en siglas de la izquierda. La figura del pícaro evolucionó en obras como El Buscón de Quevedo, donde Don Pablos aspira a ascender socialmente, aunque fuese por medios fraudulentos. Ese es nuestro pícaro actual. Su obsesión por el estatus, por aparentar, por llegar a ser “alguien” sin mérito propio, parece un espejo de tantos personajes actuales que compran másteres, falsifican currículums o trafican  con influencias. "Y así anduve buscando mi vida, no por caminos rectos, sino por sendas torcidas, que son las más frecuentadas en este mundo." Pónganle nombre actual a esa reflexión quevedesca.

            Nuestra historia está llena de casos de corrupción, pero no solo de Lázaros luchando por sobrevivir, sino pudientes que se vieron enfangados en el “ansia” que diría José Mota. Baste recordar aquellos validos –lo que puede hacer una letra- como el Duque de Lerma, especialista en pelotazos urbanísticos moviendo la corte de sitio a donde ya había adquirido los edificios pertinentes. Ministros, dictadores, reyes y reinas, duques consortes, presidentes de diputaciones y comunidades han aumentado su patrimonio personal aprovechando de manera fraudulenta el cargo, cada uno en la medida de sus posibilidades. La ciudadanía asiste, entre la indignación y la resignación, al desfile de “listillos” que, como Pablos, desean enriquecerse "sin trabajar y con honra". Seguimos atrapados en el bucle histórico que convierte la literatura en profecía, como un  relato continuado en el que aparece después de cada episodio: “continuará…”. Porca miseria.




lunes, 9 de junio de 2025

"TEATRILLOS" (Ideal 8-6-25)

 

Teatrillo

Manuel Molina

 

           No sé si fue antes la gallina o el huevo, si los votantes nos dedicamos a elegir personas incapaces para la política o hemos realizado dejación y quienes estarían preparados para cargos de responsabilidad sienten repelencia hacia estos y así los menos preparados se alzan con las poltronas. Puede que en mitad actúe desde la sombra un poder que precisamente haya procurado tal situación porque lo beneficia. Viene la reflexión al hilo de los continuados teatrillos con que nos vemos sorprendidos, día sí y día también, por la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. En tal aspecto parece haber recogido el testigo del ínclito y prófugo Puigdemont, experto en escenificaciones baratas y chuscas. Ambos, aconsejados casi con pinganillo rememoran aquella figura ya desparecida del teatro, “el traspunte”, invisibilizado a los ojos de los espectadores tras una concha en el frontal del escenario, que iba recitando el texto y los intérpretes lo repetían sin ni siquiera la necesidad de aprenderlo.

           Hubo un tiempo en que se presuponía cierta intelectualidad en quienes accedían a la política como representantes públicos. Si uno repasara las personas que componían el parlamento durante la Segunda República y lo comparara con el actual, mal que le pese a Esperanza Aguirre, añorante y amartelada de dictaduras, se queda un tanto frío de apreciar la falta de preparación de algunas señorías que calientan asiento en él. Se hace extensible a gobiernos autonómicos, provinciales y locales en los cuales basta mostrar aprecio a unas siglas y paladines para sentarse en lugares de representación pública. En una parte considerable y cada vez más extendida de ellos se tiene el total convencimiento de que se ha alcanzado tal circunstancia más por apego y seguimiento que por un proceso democrático de elección y así las cuentas se rinden tan solo a la figura que lo encumbrara y círculo cercano que en la sombra ordena y manda.

           Un jefe de estado como el propio Manuel Azaña gustaba del teatro como espectador y como autor, incluso estrenando. No se mostraba afecto a la astracanada ni el costumbrismo jaranero y simplón, sino que sentía predilección por la alta comedia o los clásicos. Otro Jefe de Estado republicano como Alcalá-Zamora también era muy aficionado como asistente y crítico a las representaciones teatrales. Resulta una comparación inevitable la falta de preparación intelectual de la propia Ayuso para alcanzar un mínimo de entendimiento sobre un  teatro exigente o de cierta calidad. Desde su pinganillo metafórico recibe de sus traspuntes unas instrucciones y sin ningún arredro o rubor se lanza a la interpretación de sal gorda –en verdad no tiene dotes actorales- y enfangada en el ridículo interpretativo de baja estofa se nos presenta exultante, con esa extraña mirada que busca entre bambalinas la aprobación de los generadores del dictado, como una alumna de primaria en la fiesta fin de curso a su “seño”. Lo peor de todo es que resulta efectiva la bufonada y una parte  jalea a la intérprete. Seguiremos haciendo dejación y asistiendo a estos preocupantes teatrillos.


domingo, 1 de junio de 2025

"DE LA INDIFERENCIA" (Ideal, 1-6-25)

De la indiferencia

Manuel Molina

 

            En medio del intencionado ruido de las redes sociales, de los reptiles intereses geopolíticos y de la fatiga informativa provocada por la desinformación, el mundo asiste, impasible, a una tragedia humana de dimensiones devastadoras. Más de 50.000 palestinos han muerto —una cifra estremecedora, piensen que tiene caras— en la Franja de Gaza desde que se intensificó la ofensiva militar israelí en 2023. Y, sin embargo, como si de una sombra que se desvanece se tratara, la comunidad internacional apenas reacciona. La historia, dolorosamente cíclica, nos enfrenta a un espejo incómodo: la misma indiferencia global que permitió los horrores del Holocausto, que se repite ahora frente al sufrimiento palestino. No se trata de trivializar, ni de comparar de forma frívola tragedias. Pero sí de reconocer patrones. Cuando en los años treinta y cuarenta del siglo XX se supo del exterminio nazi, muchos gobiernos demoraron su respuesta, invocando la cautela diplomática o alegando falta de información fiable. Hoy, la tecnología nos hace testigos directos, en tiempo real, de la devastación en Gaza. ¿Cuál es entonces la excusa?

            La relatora especial de la ONU para los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, ya había denunciado hace más de un año que “lo que está ocurriendo en Gaza constituye un genocidio en curso”. Su informe presentado en marzo de 2024 no deja lugar a dudas: uso desproporcionado de la fuerza, castigo colectivo, asedio total, ataques a infraestructuras civiles como hospitales y escuelas. Son crímenes tipificados por el derecho internacional. También Human Rights Watch ha documentado “violaciones sistemáticas del derecho humanitario”, mientras que Amnistía Internacional ha calificado las acciones israelíes como “crímenes de guerra”. El Tribunal Internacional de Justicia, en un fallo histórico, instó a Israel a tomar medidas inmediatas para prevenir el genocidio. Sin embargo, los bombardeos continúan, la ayuda humanitaria se bloquea y los muertos se acumulan, muchos de ellos mujeres y niños. Incluso chulean cantando en Eurovisión.

            Mientras tanto, los grandes medios internacionales mantienen un tratamiento ambiguo, cuando no directamente cómplice, utilizando un lenguaje edulcorado que invisibiliza al agresor y diluye la responsabilidad. Gobiernos poderosos, especialmente en Occidente, apelan al derecho a la defensa israelí mientras ignoran el principio de proporcionalidad y el derecho internacional humanitario. Condenar al gobierno de Netanyahu no implica estar a favor de Hamás, sino de la paz y la vida.

            No podemos callar. Como escribió el premio Nobel Elie Wiesel, superviviente del Holocausto: “Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario del arte no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la vida no es la muerte, es la indiferencia”. Esa indiferencia es hoy el verdadero crimen global. Insisto, no se trata de estar a favor o en contra de un estado, se trata de estar del lado de la dignidad humana. Lo que ocurre en Gaza, día tras día,  no es un conflicto: es una masacre. Y mirar hacia otro lado nos convierte, una vez más, en penosos indiferentes, en verdaderos cómplices silenciosos de la historia.

 


 

domingo, 25 de mayo de 2025

"VUELVEN LAS GOLONDRINAS" (Ideal 25-5-25)

 


Vuelven las golondrinas


Manuel Molina


Junto a mi balcón hace unos tres años que apareció una pequeña construcción conformada por barro mezclado con un aglomerado de piedrecillas e hierbas secas. Unas pequeñas aves blancas y negras con silueta flechada y un vuelo de aceleraciones y quiebros admirable se afanaba en construir una “casa”. Resguardo por un visillo las observaba en su afán y en la admiración de que un ser tan pequeño llevase en su cabecita tal altos conocimientos de arquitectura. Finalizada su tarea la defendieron con valentía y al poco tiempo aparecieron varios piquitos de retoños reclamando su alimento que aquellas constructoras portaban una y otra vez. Me fascinaban desde pequeños estas aves, que siempre han anidado cerca y me han protegido de los mosquitos que comen por miles.

Las golondrinas son aves migratorias emblemáticas, desempeñan un papel crucial en los ecosistemas locales al actuar como controladoras naturales de insectos y otras plagas agrícolas. Lo más admirable de estas pequeñitas y volátiles acróbatas reside en que aparte de su conocimiento en el arte de la construcción radica en que recorren miles de kilómetros desde el África subsahariana hasta la Península Ibérica, donde anidan durante la primavera y el verano. Este viaje, que puede superar los diez mil kilómetros, piénselo bien, un continente entero antes de llegar a su cornisa. Su regreso anuncia la Primavera y ha sido fuente de inspiración en la cultura popular. Un ejemplo es el celebérrimo poema  "Volverán las oscuras golondrinas" de Gustavo Adolfo Bécquer, en el que simbolizan el retorno imposible del amor perdido. Sin embargo, su población está en declive debido a la pérdida del hábitat natural, el desmedido uso de pesticidas en el campo y el cambio climático que altera sus percepciones, por lo que su presencia indica un entorno sano pese a la amenaza que soportan. Programas de seguimiento y campañas de concienciación buscan mitigar las amenazas a las que se enfrentan. Cuidar de las golondrinas es también cuidar de nuestro equilibrio natural.

Las golondrinas han sido objeto de numerosas leyendas y creencias populares en distintas culturas ya sea por su comportamiento fiel o su aparición durante el comienzo del buen tiempo. En muchas culturas mediterráneas se creía que las golondrinas eranalmas de los difuntos que volvían a visitar a sus seres queridos. Por eso, matar una se consideraba un mal presagio. Su costumbre de regresar cada año al mismo nido dio lugar a la creencia de que eran fieles a su hogar y a su pareja y esto las convirtió en símbolo del amor como en Bécquer. También en algunas zonas rurales de España, se tenía la creencia que si una golondrina hacía su nido en una casa, traería buena suerte y protección al hogar. Por eso, se conservaban los nidos, incluso dentro de viviendas y cuadras, aunque la más conocida cuenta que Jesucristo estaba clavado en la cruz y unas golondrinas intentaron quitarle las espinas de la corona. Por ese gesto se les concedió la capacidad de volar libremente y con gracia. Cuídenlas, por ustedes mismos.

domingo, 6 de abril de 2025

"NO SOLO UN CENTRO DE SALUD" (Ideal 6-4-25)

 

No solo un centro de salud

Manuel Molina

 

            No resulta fácil envejecer en Cazorla porque se da la paradoja de que uno de los lugares más bellos de la geografía jienense tiene a su vez un inconveniente como es su orografía, que dificulta la movilidad, sobre todo a determinadas edades. Lo he vivido durante veintidós años, apreciando cómo envejecían mis vecinos y les resultaba dificultoso el día a día. Sin embargo, esas personas a las que la vida no les regaló ni la suerte, sí la tuvieron en que podían desplazarse de manera autónoma al centro de salud y tomarse la tensión, revisarse el azúcar, adecuar la dosis del sintrom o sacarse sangre para “las ITV del cuerpo” como decía uno de ellos. Con sus pasos cortos subían las empinadas calles de pueblo y allí se encontraban a sus médicos y sanitarios. Dice la Carta Social Europea del Consejo de Europa en su artículo 23 que “Toda persona mayor tiene derecho a recibir atención adecuada y servicios adaptados a sus necesidades físicas, psíquicas y sociales.” o la declaración de Naciones Unidas: “Los adultos mayores deben tener acceso a servicios sociales y de salud que les permitan mantener la autonomía, la dignidad y la participación activa en la sociedad.” Qué menos después de que esa generación nos dejara un mundo mejor que el suyo.

            Sin embargo, la sorpresa del cierre del centro de salud de Cazorla para trasladarlo al CHARE, fuera del pueblo, sin accesibilidad, como si fueses al polígono industrial, ha sido mayúscula. Desde la delegación de Sanidad de la Junta de Andalucía se aprovecha que no se ha acometido una sola reforma en los últimos años en tales dependencias y por consiguiente ha provocado que con las últimas lluvias haya llegado a estado ruinoso el abandono, para tener que echar el cierre. Mientras los centros de la comarca se mejoraban el de Cazorla se obviaba hasta llegar a la lamentable situación actual. Siento que todas esas personas mayores van a ser abandonadas por no tener el acceso que tenían con anterioridad. Veamos una afirmación de perogrullo que parece no entenderse: el  hospital comarcal es un hospital comarcal para todos los pueblos de la zona, con sus sinos y apostillas, por supuesto; y el centro de salud es un centro de salud para la localidad. Mezclarlo supone un error, que si no fuese meditado y consciente supone un total menosprecio a una localidad.

            Manifestaba el premio Nobel de economía, Amaretya Sen, que “una sociedad no puede considerarse justa si permite que sus mayores vivan sin apoyo, sin salud y sin respeto.”. Se nos llena la boca de España vaciada, pero esto es lo que ocurre, lo que apuntilla los pueblos para que generaciones venideras cojan el petate de nuevo. Me llama la atención que en dos años no se haya atendido la llamada del alcalde para intentar prevenir lo que ha ocurrido Alguien a cientos de kilómetros decidió que sea más difícil envejecer o llevar un niño al pediatra en Cazorla. Alguien lejos.


domingo, 30 de marzo de 2025

"VER, OÍR, ¿CALLAR?" (Ideal, 20-3-2025)

 

Ver, oír, ¿y callar?
Manuel Molina

Cuando se escribe algún tipo de ficción parece que subyace el principio que
aportara George Orwell en su ensayo “Why I Write” (1946), donde menciona que uno
de los motivos para escribir es el "deseo de ser recordado favorablemente" y la
"necesidad de ser reconocido". Su análisis sugiere que la escritura es, en parte, un acto de búsqueda de aceptación y validación, razonamiento que comparte también con
Roland Barthes en “El grado cero de la escritura”. Se puede sintetizar en que se escribe
en tal caso para ser querido. Tal vez tenga un determinado punto de vanidad, porque en
el mundo artístico existe una proliferación, aunque no exclusiva, de búsqueda de fama y
afecto; y la escritura se puede convertir en una forma de proyectar una imagen
idealizada de sí mismos. Ahora bien cuando se escribe opinión la vertiente genérica se
puede transmutar y aunque los egos sobrevuelen el espacio tal vez sea menos dominante
la razón mencionada de querer hacer amigos.
Por desgracia, no soy periodista, lo he intentado aclarar siempre que se me
intenta adjudicar esa etiqueta. Siento mucho respeto por la profesión y no alcance a ello.
Ahora bien, me he sentido muy privilegiado de poder colaborar durante muchos años
con el periodismo. Resulta apasionante formar parte y sumar en un medio de
comunicación como la prensa, que resiste ante la apisonadora de las tecnologías y la
expansión, casi vírica, de la intencionada desinformación para captar adeptos a rediles
del borreguismo. Cuando decidí aceptar el reto de escribir mi opinión en un medio de
comunicación tuve presente, aparte de la responsabilidad que adquiría, el compromiso
con la honestidad. En este último caso debía respetar un principio como mandamiento:
no mentir, lo que implicaba estar documentado cuando se afirma o niega algún asunto.
Me ha servido como argumento cuando alguien intenta arrimar mi opinión hacia una
supuesta especie de dictado. Todo ello implica, como resulta obvio, recibir críticas
desde todos los lados, pero ahí radica el pago; no obstante, me reafirmo en que no
escribo opinión para hacer amigos.
Entre los calificativos que han llamado la atención me encuentro varios por su
curiosidad: polemista, podemita, y a la vez facha (eso sí me ha dolido), sociata de
mierda, colaboracionista pepero, izquierdoso, perroflauta, comunista, sanchista (sic) o
pseudo piriodista (sic). Como ven parece un muestrario de tómbola ideológica. A lo que
voy, si quieren saber quiénes les rodean o por donde viene el aire, manifiesten en
público su opinión argumentada; por ejemplo en una red social, y esperen unos
minutillos la efervescencia proporcional a la relevancia del asunto. Admito que me
sorprende aún que me envíen mensajes privados intentando censurarme o hacerme ver
que bajo su punto de vista pretendan censurarme o callarme, incluso me dicen que me
desprestigia (y dale). En ese momento aparece la fortaleza de tener claro que no me
mueve la prebenda, ni el reconocimiento, les recuerdo mi derecho cívico y que no
escribo para que me quieran. Entonces se enfadan aún más.


domingo, 23 de marzo de 2025

"Ay, Lisístrata" (Ideal, 23-3-25)

 

Grupo de teatro del IES Castillo de la yedra (Cazorla)

Ay, Lisístrata

Manuel Molina

 

            Veinticinco siglos después, ni el propio Aristófanes podría imaginar que sus obras seguirían teniendo relevancia ya no solo en los teatros, sino en los medios de comunicación de todo un país. Y eso que su humor, el de las comedias que pergeñó, el de las criaturas mortales, se consideraba más bien conservador, frente a la novedad que suponía el planteamiento de Sócrates. Ahora bien nos dejó un legado riquísimo para hacernos una idea de las discusiones ideológicas atenienses de ese periodo y de la vida cotidiana. Guardo dos gratos recuerdos de mi relación con el comediógrafo ateniense. Por un lado, la experiencia de disfrutar en el festival Epidaurus, en el mítico Herodes Atticus bajo la Acrópolis, de un estreno precisamente de “Las nubes”, donde atiza  tanto a Sócrates como Eurípides de lo lindo. Y por otro lado, cada vez que he podido como profesor he integrado el teatro en mi programación; fruto de ello fue un montaje de “Lisístrata”, que el público asistente disfrutó las dos ocasiones en que se representó. A nadie ofendió,  ni hasta mí llegó la más mínima queja por el lenguaje en teoría obsceno empleado siguiendo el texto original.

            Nos ha tocado vivir tiempos revueltos, una involución que cada día da un pasito hacia atrás de manera casi imperceptible, pero continuada. Fruto de ello y como botón de muestra podemos presentar la cantidad cada día más frecuente de censuras artísticas, que alcanzan el objetivo o no,  pero que suponen un cercenamiento de la libertad de expresión y de creación, desconocido hace veinte o treinta años. El último ejemplo lo hemos vivido en Linares, durante la celebración de unos actos con motivo del Día de la Mujer y en los que una concejal asombrada por el vocabulario empleado por las actrices que representaban una vez más un fragmento de “Lisístrata”, hizo que se interrumpiese por el expreso deseo de la munícipe, al erigirse en juez de la moral  y considerando que la obra no era apropiada para el público asistente. Desconozco la labor de esta concejal en su área,  puede que incluso esté bien valorada y sea eficaz, aunque lo que he llegado a conocer de ella y su conocimiento cultural por los medios de comunicación no tiene buena pinta. ¿Qué autoridad creemos tener para detener un espectáculo ya seamos concejales, alcaldes o senadores?, ¿qué se puede considerar adecuado o coherente para el público?

            Durante años dirigí un festival de teatro en el que se ofrecían innovadoras y experimentales obras, en algunos casos con palabras malsonantes, desnudos, relaciones sexuales atrevidas, o críticas explícitas al poder establecido y a la jerarquía eclesial.  Entre las abonadas todos los años se encontraba un grupo de mujeres mayores, muy conservadoras,  con las que siempre me encantaba intercambiar opiniones después de los espectáculos. En algunos casos no estaban de acuerdo con lo mostrado, pero siempre fueron enormemente respetuosas. No ahorraban en crítica, tenían sus argumentos, pero entendían que el teatro era eso, teatro. Los demonios de cada uno eran otra cosa.


domingo, 16 de marzo de 2025

"NO HAY HUMOR? (Ideal,16-3-25)

 



No hay humor?

Manuel Molina

 

            Hace años el alcalde de Jerez, Pedro Pacheco,  declaró que la justicia española era “un cachondeo” y aquello le salió caro, pero en el ideario popular ha quedado como expresión recurrente. El sistema judicial en España en algunos aspectos hace agua por algunas razones demostradas en una tesis doctoral de alguien que conoce el sistema desde dentro como el juez Francisco Gutiérrez, defendida en 2016. Exponía en síntesis los siguientes males: la falta de uniformidad en criterios, la carencia de metas compartidas, el constante colapso y el estado deteriorado que genera descontento en todos: en los que gestionan desde los tribunales, en los que la sufren como empleados, y en los que la experimentan como ciudadanos. Presentados los hechos parece que años después no hemos avanzado en las soluciones y en el trabajo académico se apunta también un hecho curioso como que países europeos que invierten menos en justicia son más eficaces. Puede que influya el carácter litigante español ya sea por cuestiones políticas o de la ciudadanía en particular o de esos grupos que como práctica se dedican a denunciar todo lo que huela a lo contrario de lo que creen que debe suceder.

            Lo que sí resulta evidente entre las causas que se llevan a los tribunales es la falta de humor que está alcanzando nuestra sociedad paralela a la crispación. En este caso no se sabe exactamente si fue antes la gallina o el huevo. El humor ha cambiado con lo políticamente correcto y ha propiciado una sociedad más aburrida y enervada. No quiere decir esto que me convierta en un nostálgico de los chistes de Arévalo, Marianico “El Corto” o Fernando Esteso, de maricas, gangosos y palizas a la “Ramona Pechugona”. Hace escasos días un juez admitió a trámite una denuncia al cómico Quequé por una broma de, tal vez, de mal gusto (según crencias) sobre El valle de los Caídos; aunque sin perder de vista que se trata de un programa de humor. Pero fue de peor gusto la comparación malintencionada del propio juez con la Plaza Pedro Zerolo, dejando claro que había una preocupante intencionalidad ideológica en su palabra, por encima de su ejercicio judicial en ese instante. También debemos matizar que si la broma se presenta por un partido político que quiere dinamitar los cimientos de la democracia como propaganda política ya no es un chiste o gracieta, se trata de un asunto muy serio.

            Nuestra sociedad se supone q  ue ha progresado, pero ha sufrido un retroceso en la libertad de expresión, más que nada por la autocensura o la afición a la denuncia profesional de organizaciones ultra, que ven desechadas sus acusaciones en noventa y nueve de cada cien casos, pero muestran enorme satisfacción por ese uno por ciento logrado contra el mal que supone el humor. Cuesta aprender a reírse de uno mismo, pero resulta sanísimo y quien me conoce bien lo sabe, lo ejercito. Hagan chistes de sus meteduras de pata o fracasos; inténtenlo, mucho mejor que ir al juzgado.

domingo, 9 de marzo de 2025

"8 de marzo:más que mujeres" (Ideal, 9-3-25)

 

8 de marzo: más que mujeres.
Manuel Molina
Cada 8 de marzo, el mundo se viste de morado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. No es una celebración vacía ni una fecha para felicitar a las mujeres sin más; es un recordatorio de la lucha por la igualdad y el reconocimiento de los derechos que, aún en pleno siglo XXI, siguen sin ser plenamente garantizados. La historia de esta fecha tiene raíces en las luchas obreras del siglo XIX y principios del XX. Un episodio clave ocurrió en 1908, con más de cien mujeres muertas, provocando que miles de trabajadores textiles se manifestaran en Nueva York exigiendo mejores condiciones laborales, reducción de la jornada y derecho al voto. Poco después, en 1910, la activista alemana Clara Zetkin propuso en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas la creación de un día para exigir igualdad de derechos. Desde entonces, el 8 de marzo ha sido un símbolo de resistencia y reivindicación.
Sin embargo, lo que comenzó como una protesta laboral pronto se convirtió en una causa global. En 1977, la ONU oficializó la fecha como el Día Internacional de la Mujer, reconociendo su importancia para la igualdad de género. Pero más allá del reconocimiento institucional, la lucha sigue viva en las calles y en las redes, donde cada año millones de voces exigen cambios reales. A pesar de los avances en derechos civiles y oportunidades, la desigualdad sigue siendo una realidad innegable. En muchos países, las mujeres aún ganan menos que los hombres por el mismo trabajo, sufren violencia de género en distintas formas y siguen siendo subrepresentadas en los espacios de poder. Como bien señaló Simone de Beauvoir: “No se nace mujer: se llega a serlo”, recordándonos que las barreras de género son impuestas por la sociedad y pueden ser derribadas con voluntad política y acción colectiva.
El 8 de marzo no es solo memoria, sino presente y futuro. Movimientos como #MeToo, Ni Una Menos y la marea verde en América Latina han demostrado que la lucha feminista sigue más vigente que nunca. Las mujeres ya no aceptan llamar ni resignarse a la injusticia. La socióloga Saskia Sassen advierte que “la lucha feminista no es un evento, sino un proceso”, y es precisamente este proceso el que debemos sostener y fortalecer. Este día nos recuerda que el feminismo no es solo una causa de las mujeres, sino de toda la sociedad. Un mundo más equitativo no solo beneficia a quienes han sido históricamente oprimidas, sino que construye sociedades más justas. Por ello, el 8 de marzo no es una fecha de flores y mensajes vacíos. Es un llamado a la acción, un recordatorio de que aún queda mucho por hacer y de que la lucha por la igualdad no se detiene en un solo día. Porque mientras exista una niña que no pueda acceder a la educación, una mujer que tema caminar sola por la calle o una trabajadora que gane menos por su género, el 8M seguirá siendo una necesidad de resistencia


lunes, 3 de marzo de 2025

"ANDALUCÍA" (Ideal 2-2-2025)

 

Andalucía

Manuel Molina

 

Andalucía, como cualquier otra parte del mundo, tiene luces y sombras. Entre las virtudes podemos señalar la alegría, la hospitalidad y el ingenio, que son innegables si uno es capaz de integrarse entre su gente. También tiene defectos, unos más reales y otros que navegan en lo tópico, como la falta de ambición y el conformismo, una vez puestas en duda la pereza, el hablar mal y el folklore estereotipado. Me paro a pensar qué tengo de suerte al vivir en esta tierra. Después de haber vivido y viajado por numerosos lugares considero que la luz, la claridad que acompaña al día y el azul que rodea la mayor parte de las horas me parecen las mejores razones para quedarse por estos lares, poder caminar por ellos y disfrutar su variedad con la mirada. Otra poderosa razón se asienta en que se hace mucha vida común, si se opta por ella, ya que suele haber un lugar para los de fuera, como señalaba Gerald Brenan: “En Andalucía, el forastero es siempre bienvenido”. Digamos que así se aprecia por la mayor parte de los andaluces y de ahí algo reseñable también como es su sentido de la solidaridad.

Pienso también qué pudiera cambiar y me viene  a la mente la falta de ambición, el conformismo que se ha generalizado en exceso. No sé si es un signo extendido del tiempo que vivimos. No quiere decir que no sea tierra laboriosa, de lo contrario las industrias y construcciones de zonas a las que contribuyó la mano de obra andaluza como la del País Vasco y Cataluña o en otro países como Francia, Suiza o Alemania no hubieran servido para que permanecieran allí trabajando años y años, vidas enteras, motivado entre otras razones por otra pequeña parte de andaluces, que retratara con maestría la escritura de Antonio Machado: “Por los cortijos dorados,/ donde el Guadalquivir se extiende,/ caballeros engalanados,/ su indolencia defienden”. Otro elemento que ahora me chirría en la vida andaluza se debe a la hipérbole en al que ha convertido la tradición y el folklore, más allá del tópico mencionado resulta ahora empalagoso el exceso y retorcimiento que se realiza públicamente en torno a imágenes procesionadas, romerías, carnavales y fiestas populares, convertidas en continuado bucle jaranero con sus rituales repetidos de forma mimética de cabo a rabo con una barrachapa como símbolo identitario y un argot grupal. Para alguien que asiste con escepticismo a su desarrollo parece la máxima explosión de un rococó infinito.

Pese a todo no vivimos mal. La vida trascurre y no debemos olvidar de donde venimos si echamos la vista atrás y recordamos la pobreza extendida, la falta de oportunidades, la reclusión de las mujeres a un ámbito doméstico y dependiente, los privilegios de los más afortunados y sus desprecios a la mayoría, la dureza y trabajo de sol a sol en campos y fábricas. Lo peor de Andalucía es que alguien añore eso y convenza a los descendientes de quienes lo sufrieron para que vuelva.  

 



domingo, 16 de febrero de 2025

"SANIDAD ENFERMA" (Ideal 16-2-2025)

 




Sanidad enferma

Manuel Molina

 

            En la película Blade Runner el replicante Roy Batty  (interpretado por Rutger Hauer) salva la vida a Rick Deckard (Harrison Ford), después de que este lleve toda la película intentando cargárselo. El replicante está a punto de palmarla, y pronuncia un memorable discurso al borde de la muerte: “He visto cosas que vosotros ni creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Ahora todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia”. Me siento un tanto mimetizado si comenzara un monólogo de tal guisa con una visión del pasado reciente: “He visto consultas de ambulatorios médicos donde te atendían el mismo día o al siguiente si solicitabas cita e incluso podías ser atendido si esperabas hasta el final”. Ya ven, cómo íbamos a imaginar que pareciese ciencia ficción esa circunstancia.

             La sanidad pública en Andalucía atraviesa una crisis sin precedentes, caracterizada por la saturación de los servicios de atención primaria, largas listas de espera y una creciente insatisfacción ciudadana. Este deterioro ha generado algunas manifestaciones y protestas en la comunidad autónoma. Las movilizaciones reflejan el hartazgo de una población que enfrenta demoras de hasta dos meses para obtener una cita con un médico de cabecera. Pero si las analizamos sin forofismo han resultado insuficientes. La situación permanece encallada sin soluciones. La raíz de estos problemas tiene que ver con los continuados recortes presupuestarios que han mermado la capacidad operativa del sistema sanitario andaluz. Entre 2010 y 2020, se estima que se recortaron aproximadamente 10.000 millones de euros en el presupuesto de la sanidad pública andaluza. Esta reducción, sin lugar a dudas, ha tenido consecuencias directas en la calidad y accesibilidad de los servicios de salud.  La percepción ciudadana sobre la eficiencia del sistema sanitario también ha empeorado. Según una encuesta realizada hace apenas un año, el 63% de los andaluces considera que la sanidad pública funciona peor que antes de la pandemia de COVID-19. Además, el mismo porcentaje opina que las administraciones públicas no están implementando las medidas necesarias para revertir esta situación., según el sindicato SATSE. Desde la administración se aportan como causas  el déficit de profesionales sanitarios y el aumento significativo de la demanda asistencial. Sin embargo, estas explicaciones resultan insuficientes para una ciudadanía que necesita soluciones concretas, aunque luego a la hora de manifestarse para exigirlas también muestra en una gran parte el cómodo “que se manifiesten otros”.

            El gasto sanitario en España sigue por debajo de la media europea en porcentaje del PIB, unido a que la Atención Primaria ha asumido una enorme sobrecarga asistencial y déficit de personal. El sistema sanitario vigente desde los años ochenta se ha quedado obsoleto. Debería replantearse y tener claro que la asistencia universal debería seguir siendo prioritaria, por encima del negocio que grandes grupos financieros ven en ella. ¿Sería posible volver a tener cita médica al día siguiente y ver la cara de quien te atiende?

  


domingo, 2 de febrero de 2025

"LA PENÍNSULA DE DAVID UCLÉS" (Ideal, 2-1-25)

 




La península de David Uclés

Manuel Molina

 

            Hace poco menos de un año que el nombre de David Uclés aparecía bajo el título llamativo y voluminoso de “La península de las casas vacías”, acompañado de una imagen en portada del pintor Zabaleta. Te preguntas quién podría ser aquel autor desconocido que presentaba tal tocho sobre la Guerra Civil española y encima se declaraba como apunte desde la solapa que incluía realismo mágico. Cumplía el dicho, ya saben, de que hay “gente pa tó”. Tal vez lo que sorprendía un poco fuese que el sesudo autor que perpetrara una novela más de la Guerra era solo un zagal de treinta y cuatro años y además de Úbeda. Ese podría ser el principio de un relato, que por supuesto acompañaría el calificativo de “friki”. Seguro, un rarito,  que en lugar de matar bichos en una videoconsola los crea. Y hete aquí - tenía ganas de escribir esta expresión hace tiempo- que un amigo me viene con una recomendación “im-pres-cin-di-ble”,  sobre dicha novela del hipster instruido con inquietudes. Y al poco tiempo, uf ya raro, otro que me proclama como summum que es no la novela del año. Ambos no se podrían calificar como propensos a las lecturas ensalzadoras de adolescentes e insípidos. Habría que empezar a leerla.

            Y no defraudó. Como suelo combinar varias lecturas a la vez fue poco a poco ganando terreno a las demás competidoras, hasta convertirse en prioritaria y urgente. Para que me entiendan puede asemejarse a lo que ocurre cuando lees por primera vez “El infinito en un junco” de Irene Vallejo. A medida que se sucedían las páginas se tomaba consciencia de que aquello era único, de que aquel tipo con su descarada juventud había logrado crear una obra clásica, en el mayor de los sentidos, atravesando un territorio ya conocido con una nueva mirada, atrevida y espectacular. Impresionante. No se trataba de que gustara o no el relato, lo verdaderamente importante residía en que lo había creado con una voz inusitada y un prodigio capaz de realizar todos los equilibrios literarios que quisiera. Busco información a través de internet y las distintas páginas me corroboran  que quien ha creado aquello tan maravilloso solo tiene treinta y cuatro años. Me asalta incluso la duda, ¿No será un Carmen Mola que esconde un equipo de escritores? Continúan las pesquisas y amistades ubetenses me corroboran que en verdad, en verdad, no es trino, solo uno. Y quedo fascinado.

            Conocer a esa persona, que es capaz a la vez de ser personaje literalmente sin despeinarse, produce la doble sensación de disfrutar la obra y el autor, no siempre un binomio que hace  buenas migas. Y así no me extraña que sean ya trece ediciones las que sume su obra y que como un Willy Fog recorra el territorio ibérico sin descanso, porque su obra tiene el valor añadido de poder disfrutarla como lectores y no menos de su persona con los pies ligeramente apoyados en la tierra, alzándose sin elevarse.

 




viernes, 24 de enero de 2025

lunes, 20 de enero de 2025

"SEMBRANDO ODIO" (Ideal, 19-1-25)

 

Sembrando odio

Manuel Molina

 

            Layla Dris Hach-Mohamed es una de las cuatro mujeres que en la actualidad ocupan una destacada posición como jefa provincial de la Policía Nacional, en este caso en la provincia de Jaén. Recién nombrada hace unos días. Cuenta esta profesional de la seguridad estatal  con 30 años de trayectoria en el Cuerpo Nacional de Policía; quienes intentan acceder o ya lo han logrado saben lo que cuesta llegar. Dris Hach-Mohamed es originaria de Melilla y se incorporó a la Policía en 1995 ocupando cargos como jefa de la Unidad de Coordinación de Operaciones (UCOP) y antes dirigió la comisaría local de Andújar. Previamente, ocupó la dirección de la comisaría del Zaidín en Granada, mientras que en Canarias, integró la Unidad de Drogas y Crimen Organizado. Cuenta además con experiencia en operaciones internacionales. Nada tiene de extraño que haya sido nombrada por su curriculum y validez para el cargo. Como diría el cómico José Mota, no es lo que lo superes, iguálamelo. Sin embargo, un grupo de odiadores anónimos la recibe en redes sociales acusándola de “infiltrad” o  “mora invasora”. Ya ven el vecindario que tenemos.

            El presidente valenciano, Carlos Mazón, “El desaparecido”, todavía no ha explicado a la ciudadanía qué hizo las horas en que se le necesitaba al frente de su gobierno cuando llegaba la peor catástrofe sufrida por sus gobernados, costando vidas y provocando una tragedia que tardará mucho tiempo en restituir la normalidad. Cuando se le solicita en sede política saber qué hizo en esas horas cruciales suele reírse y callar, pero se vuelve locuaz cuando se engola con una bajeza descomunal para decir que “Le doy la enhorabuena al pueblo de Gaza que ayer nos enteramos que van a recibir más de 24 millones de euros en ayudas directas. Me alegro mucho por el pueblo de Gaza, de verdad que me alegro mucho. La Generalitat Valenciana va a recibir cero ayudas directas del Gobierno de Sánchez”. Tira la piedra para intentar prender un  agravio comparativo y los cachorros del PP, Nuevas Generaciones, lo secundan en un tuit totalmente desprendido de alma arrojando más gasolina: "Gaza, municipio de la provincia de Valencia". Es lo que hay y lo que viene. El jefe Feijoó, en su irrelevancia, asiente.

            En ambos casos supura el odio innecesario, la inquina que pone en una diana al otro por ser diferente, aunque sea de aquí o haya sufrido una calamidad en forma de limpieza étnica. El pensador Carlos Javier González advierte sobre la "dictadura de las emociones" en la sociedad de consumo, donde las personas "parecemos enemigos los unos de los otros", enfatizando la creciente polarización y confrontación en las interacciones sociales. Odia, que algo queda. La actualidad se pretende llevar por grupúsculos hasta la animadversión hacia el otro y que proporcione rédito político. Recordamos qué bien utilizó esto Goebbels para encumbrar a un partido que quitó del medio a millones de personas. Me cuesta entender que el rencor y la ojeriza sean la base para llegar al poder. Porca miseria.


lunes, 13 de enero de 2025

"¿CÓMO ENSEÑAR LA GUERRA CIVIL? (Ideal, 14-1-25)

 




¿Cómo enseñar la Guerra Civil?

Manuel Molina

 

            Al hilo de la celebración de los cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco se plantea la posibilidad de revisar uno de los hechos clave en la enseñanza de nuestro país como fue la Guerra Civil (1936-1939), que permitió la consecuencia de que ese hecho se llevara a cabo. La efeméride viene polarizada, una vez más, por antagonistas que ven bien la celebración, como defiende la catedrática de la UAB Carme Molinero: "los regímenes democráticos tienen la obligación de que se hagan políticas públicas de memoria a la luz de los valores democráticos"; o por el contrario el catedrático de la CEU San Pablo, Álvaro de Diego: "elegir desde la clase política la muerte de Franco con un interés que es actualizarlo políticamente, yo creo que no puede llevar a nada bueno […] "habría que centrar los actos en "el éxito colectivo" que fue la Constitución de 1978”. Como ven no encontraríamos consenso sobre el pasado reciente.

            Pero enfoquemos la realidad de cómo se está enseñando la Guerra Civil española en la enseñanza secundaria. Avanzamos algo, mal. Corresponde a las materias de historia de 4º de ESO y 2º de Bachillerato. En el primer caso ocurre que se encuentra de manera lineal al final en el bloque de contenidos y no se suele llegar. Antes era así, pero ahora, con la flexibilización de estos se puede integrar como decida el docente y proponerlo en primer lugar si lo tuviera a bien. No obstante, resulta más cómodo no llegar. En el caso de Bachillerato sí existe una obligación de tratarlo porque se convierte en contenido de la pruebas de acceso a la universidad, pero como se orienta la prueba suele radicar su aprendizaje en lo memorístico para reproducir más que entender. No obviamos que algunos docentes no se entregan a estos dos argumentarios e intentan ofrecer una visión comprensiva de lo acaecido. La clave reside en la necesidad de abordarlo de manera rigurosa y equilibrada, alejándose de cualquier forma de apasionamiento o parcialidad y para ello existen muchísimas herramientas didácticas.

            Para tratar el tema con rigor histórico y didáctico la primera clave para enseñar la Guerra Civil española de manera objetiva radica en situarla en su contexto histórico. Como indica el historiador Julián Casanova, “ningún conflicto surge de la nada; siempre está precedido por una acumulación de tensiones políticas, sociales y económicas”. Entender el antes. Para el durante disponemos de enormes herramientas, analizar no solo las posiciones de los dos bandos principales –el republicano y el franquista–, sino también las experiencias de los distintos grupos sociales afectados: campesinos, obreros, mujeres y minorías. El uso de fuentes primarias, como cartas, diarios o noticias de la época, puede ayudar a humanizar el conflicto y mostrar la diversidad de vivencias. Algo hay siempre cerca, visitémoslo. Y el después, intentando mostrar que la historia no es solo un conjunto de hechos objetivos, sino también una interpretación del pasado que evoluciona con el tiempo. No es fácil.






domingo, 5 de enero de 2025

"NAVIDADES POSMODERNAS" (Ideal, 5-1-2025)


 

Navidades posmodernas

Manuel Molina

            Supongo que será consecuencia de la edad el escepticismo, como medida ante la melancolía que puede producir una comparación de lo vivido y de equilibrio ante lo novedoso. Seguramente ni lo pasado fue tan peor,  ni lo actual tan mejor. De todas las Navidades pasadas quizás el mejor recuerdo  que atesoro sea el de una familia con muchos componentes alrededor de una mesa para disfrutar sobre todo el encuentro, y puede que mejor aún fuese el día anterior o ese mismo con todo el trajín de los preparativos. Aunque si he de ser honesto, mi recuerdo más grato de las fiestas navideñas aparece unido  a la noche de Reyes Magos  en que se recibían uno o dos regalos y algunas chucherías. Resulta curiosa esa sencillez proveniente de lo extraordinario. Mi memoria se aferra a un camión de plástico muy duro, amarillo y pequeño, que cargaba y descargaba. Le até una cuerda al guardabarros delantero y se convirtió durante meses en un compañero inseparable de juegos. Me sigue llamando la atención que algo tan primigenio  produjese tanta felicidad.

            Sí me mantiene perplejo el dispendio hiperbólico y consumista que arrastra la celebración de las fiestas de final y principio de año. Las infatigables comidas de familia, empresa, conocidos y casi desconocidos. Un pantagruélico y continuado encuentro al que si renuncias te cae el marchamo de rarito o malafollá. Resulta muy curioso que el alumbrado y temática propia de estas celebraciones se haya adelantado a final de octubre, casi. Una Navidad de dos meses y pico, con un desfile de Semana Santa incluido en Sevilla, tan contradictorio que resulta difícil en una catequesis explicar que el mismo Jesucristo que sale por las calles en tronos con apariencia de lacerado y sangrante, está a punto de nacer. Y qué decir de la modernidad que supone seguir una importación más de cultura sajona, filtrada por los USA, como son los elfos, hijos directos de Jalogüín y nietos de Papa Noel. Allá cada uno con su manera de entender la felicidad. Simplemente me admiro de cómo funcionan estas cosas y lo bien que se programan para que sean aceptadas, bazares de chinos incluidos.

            Y las campanadas, fiel reflejo de nuestra España polarizada entre “los hunos y los hotros”. Mi opinión personal sobre una de las dos opciones que nos ofrecen para polarizarnos se acerca más a Broncano, por paisano; y a Lalachus, porque me parece más real que los semivestidos manidos de la Pedroche. Lo que sí me llama, de nuevo, la atención es el acecho de la caverna ultra para escanear atentamente todo aquello que les huela a progre o “comunismo”, como que una persona normal, fuera del canon estético impuesto aparezca como protagonista en una celebración. Ponen en marcha toda la maquinaria social para enmierdar todo lo que puedan, en el intento de desprestigio que supone insultar a una joven  llamándola gorda y puede que tengan razón en algún término, pero al revés. Cargaría mi camión amarillo de Reyes Magos con ellos y los llevaría al estercolero, a los enfangadores, allí quedarían en su propia gloria.

"INFANCIAS EMBRIDADAS" (Ideal 29-6-25)

Infancias embridadas Manuel Molina              La infancia se convertía en verano en una casa semioscura de sol a sol, como escribe A...