miércoles, 19 de julio de 2023

"SOBRE LOS DEBATES ELECTORALES" (Ideal, 16-7-23)

Sobre los debates electorales Manuel Molina En los cimientos de la democracia se encuentra un elemento esencial que alimenta su vitalidad y fortaleza: el debate. El intercambio de ideas, argumentos y perspectivas divergentes se muestra como una piedra angular de cualquier sociedad democrática, ya que permite ofrecer resúmenes de las propuestas de partido y contrastarlas con mayor o menos arte ante rivales para ofrecerlas a la ciudadanía que decida presenciarlos. El debate supone un estímulo para el pensamiento crítico y la formación de opiniones proporcionando la exploración de ideas y la evaluación de diferentes puntos de vista. Como afirma el filósofo John Stuart Mill: "El debate libre y abierto fomenta la mejora de las ideas y la eliminación gradual de las concepciones falsas". La prueba evidente radica en que al día siguiente de un debate podemos consultar distintos medios para apreciar aquello que no fue verdad o lo fue a medias por parte de algún participante, de hecho algún partido vive casi al cincuenta por ciento en ese estado. La oportunidad de un debate electoral permite que la tolerancia se vea reforzada al ofrecerse distintos puntos de vista de manera presencial e inmediata. He participado como juez en distintos torneos de debates educativos, que a diferencia del electoral no se apoyan en lo competitivo como tal, sino que al tratarse de estudiantes de ESO y Bachillerato se intenta no solo valorar, sino también dar la oportunidad de aprender y mejorar. Para quienes no conozcan esta herramienta educativa cada equipo (cuatro participantes) debe defender y convencer argumentando sobre un tema de actualidad, con un matiz: hasta antes del enfrentamiento contra otro equipo no saben si defenderán la posición a favor o en contra, puesto que se sortea. He presenciado brillantes debates en los que brillaba una sobresaliente preparación, una enorme agilidad argumentativa y de creatividad en lo expuesto. Es difícil juzgar, puesto que a veces, se encuentran visiones distintas en los jueces, pero ayuda mucho a unificar lo que debe ser evaluado y su valor. La salud que gozan estos torneos de debates viene amparada por los datos: en el último torneo regional celebrado en Granada se presentaron trescientos cuarenta y cuatro centros de toda Andalucía. He presenciado con interés los dos debates electorales con motivo de las elecciones generales del día veintitrés de julio. El cara a cara entre Sánchez y Feijoó en un medio privado me decepcionó de manera sorprendente. Ni los dos candidatos, ni los moderadores creo que estuviesen a la altura. Constantes interrupciones y huidas notorias (incluso sonrojantes) ante preguntas del rival junto a la falta de autoridad de los moderadores. Fue un buen ejemplo para ofrecerlo a los jóvenes que comienzan en el debate y así para explicar lo que no debe ser un debate. Sin embargo, el segundo ofrecido por la televisión pública y esta vez con la participación de siete fuerzas políticas –mucho mejor- resultó entretenido, respetuoso y bien moderado. Voces muy variadas y argumentaciones interesantes enriquecieron la democracia, aunque algunos no lo quieran.