domingo, 26 de noviembre de 2023

EMILIO GUTIÉRREZ CABA (Ideal 26-11-23)

Emilio Gutiérrez Caba Manuel Molina Va llegando al final la vigésimo novena edición de la Muestra de Teatro de Otoño de Úbeda y se ha podido disfrutar de primeras figuras de la escena como Ana Belén, Jesús Noguero, Emma Ozores, María Luisa Merlo, Carlos Sobera, Cristina Castaño, Toni Acosta u Omar Ayuso, directores teatrales como Juan Carlos Rubio, los ubetenses Pedro Miguel Martínez o Nati Villar, la directora de la Escuela Municipal de Teatro. Entre tales se ha programado una función, “Decíamos ayer, decimos hoy”, sobre una figura de la magnitud y relevancia como es Fray Luis de León -que por cierto, parece que nunca pronunciara esa reconocida frase porque no aparece hasta dos siglos después-; pero de una deslumbrante vigencia atemporal fruto de su paso por la cárcel tras ser crítico con su propia orden y ser acusado de unas traducciones prohibidas. Enjundiosa nos resulta la sentencia: “advertido que de aquí adelante mire cómo y adonde trata cosas y materias de la cualidad y peligro que las que deste proceso resultan y tenga en ellas mucha moderación y prudencia”. Pero no solo es el fraile conquense quien nos ocupa, sino quien le ha dado voz: Emilio Gutiérrez Caba. Ha sido reconocido en Úbeda con el décimo sexto galardón Antero Guardia de la Muestra ubetense por su trayectoria en cine, teatro y televisión; en reconocimiento a su dilatada y exitosa carrera profesional, así como su aportación a la sociedad. Con varias obras ya visitó La loma y deslumbró (“Después del ensayo”, “Copenhague” o “Galdós enamorado”). No podemos menos que asegurar que es un reconocimiento de justicia para alguien que ha ocupado un espacio tan grande en la historia de la interpretación española, no solo por la saga a la que pertenece de manera continuada desde el siglo XVIII, sino por su bonhomía machadiana. Doy fe de ello en los distintos momentos que por suerte hemos compartido a lo largo de su vida, de donde siempre guardo algún grato recuerdo. Tuve la suerte de que fuese premiado en el periodo que dirigí el Festival Internacional de Teatro de Cazorla y siempre me vuelve su imagen recogiendo la Tragantía acreditadora del reconocimiento. Ese día viví junto a él varios episodios que demuestran su grandeza no solo artística, sino humana. Se une el nombre de Gutiérrez Caba a Loles León, Lluís Homar, Imanol Arias, José Sacristán –otro muy grande-, Yllana (que este año volvió con el clásico 666), La Zaranda, Concha Velasco, 'El Brujo' o Ricardo Iniesta, entre otros. He disfrutado mucho con Emilio, donde quiera que he podido asistir a verlo actuar y nunca me ha defraudado, siempre se entrega a gran altura, parece que no tuviera nunca altibajos interpretativos, aunque cada función sea distinta de cualquier otra. Tal vez ahí radique algo que lo distingue para convertirlo en uno de los más grandes actores de la interpretación en España. La resistencia a la contrariedad le une a Fray Luis, como si cada nueva aparición en el escenario fuese un nuevo y afortunado “decíamos ayer”.

lunes, 13 de noviembre de 2023

"HUÉRFANOS POLÍTICOS" (Ideal 12-11-23)

Huérfanos políticos II Manuel Molina Vaya semanita nos ha tocado presenciar con esas imágenes inauditas del cayetanismo echado a la calle como los perroflautas (que dirían ellos) a los que tanto criticaban, todo sea por “putodefender España”, pero no todo ha sido tan ligero, el monstruo ultra ha dejado la caverna y ha aparecido con banderas preconstitucionales para defender la Constitución. Les han dicho que a las barricadas y han cumplido como era de esperar. Existen mechas muy fáciles de prender con un poquito de demagogia entreverado con ganas de fiesta y si encima se ofrece una razón que cabrea a media España o más se puede alcanzar un voluntarioso grupo dispuesto a liarla parda. La España machadiana en su definición que embiste generación tras generación. Y por otro lado, asistimos expectantes y muy decepcionados a la denigrante bajada de pantalones ante la peor burguesía española, la catalana. Aquella que hizo caja con los esclavos en el siglo XIX y que siempre se muestra de perfil, nunca saciada en sus peticiones supremacistas, liante y amoral, insolidaria, cobarde, dispuesta a huir en un maletero de coche si las cosas le salen mal, pero siempre beneficiada de un sistema electoral hecho a medida para que pudiesen ser la bisagra del resto del país. Las vergüenzas pudorosas ya se las bajaron en gobiernos anteriores tanto el desmemoriado Aznar como el jarrón chino González y de aquellos polvos estos lodos. Desde Andalucía no se pude menos que asistir a toda la prebenda de pacto para investir presidente a Sánchez que avergonzados, sin tener que estar apedreando sedes del PSOE. Con un millón más de votantes que Cataluña en nuestra comunidad autónoma no tenemos nunca ningún poder de decisión gobierno tras gobierno. Desde Andalucía aportamos cifras clave para obtener mayorías absolutas, incluso gobiernos que pactan con otras minorías decisivas –tal es el caso- y nadie nos considera pieza clave. Simplemente sumamos. Asistimos ahora como convidados de piedra al beneplácito de la insolidaria lluvia de millones que gestionará la comunidad de Cataluña, con sus transferencias, su bendecido prófugo y sus condonados revolucionarios. No hacían falta alforjas para tal viaje. No sé quién nos redimirá a quienes sufrimos su ira, sus insultos y desprecios por defender un estado de derecho que no les pertenece y que pretenden apropiarse con su maquiavelismo de salón, porque ellos lo valen, porque el resto somos “us parásitos”. No creo que merezca una presidencia de gobierno tanto oprobio Y aquí nos hemos quedado quienes no comulgamos con esa infamia, aunque hayamos estado cerca ideológicamente, mirando cómo la extrema derecha crece y los indepes catalanes se convierten en los lobos que cuidarán el rebaño. Miramos hacia un lado y hacia otro y no nos representan ni los unos ni los otros. Nos hemos quedado tristemente huérfanos de representación política. No reanima pensar que dentro de cuatro años, si se llega, habrá oportunidad de intentar cambiar lo que haya ocurrido. Nunca creí ver lo que estoy viendo, como diría Alberti, ahora soy dos veces tonto.