lunes, 20 de septiembre de 2021

HAY QUE ESTAR VIGILANTES CONTRA EL ACOSO

Ideal 19-9-2021 Contar hormigas Manuel Molina Soy docente y hay dos cuestiones problemáticas que siempre he tenido muy presentes, aun con difíciles soluciones. Por un lado, quienes presentan una enorme capacidad (aptitud) para poder estudiar y, sin embargo, no muestran interés (actitud), y por otro lado quienes abusan de los más débiles. Comienza un nuevo curso y cada cual lo recibe con sus expectativas, alegría de los más pequeños, ilusión en primaria por los reencuentros, cierta apatía en secundaria y ambigüedad que transita entre la incertidumbre y el nerviosismo de la responsabilidad en bachillerato. Las calles aledañas a los centros se convierten por las mañanas en un reguero de chiquillería alborozada o medio dormida que engullen las puertas de las clases. Quisiera llamar en este caso especialmente la atención de mis colegas docentes, quienes llegan por vocación y quienes ahí se ven. A partir de ahora, casi seguro con antecedentes fuera del centro, puede que si os mantenéis un poco vigilantes, tal vez notéis cómo alguien entre vuestro alumnado no se muestra muy feliz, tal vez os alerte que no tiene apenas amistades, que se le rehuye, que en los cambios de clases o salidas a recreos se queda atrás, puede que en el patio coma en solitario su bocadillo o se le aprecie en rincones o lugares poco habituales con cierta frecuencia. Un caso que pasa el semáforo de la atención de ámbar a rojo se experimenta a la hora de realizar tareas cooperativas en grupo y suele quedarse sin que se le elija. Intentad la pesquisa no caigáis en la objeción, con habilidad indagad, preguntad, interesaos por la situación con vuestras mejores capacidades. Un alumno, llamémosle X era muy tímido, muy blanco de piel y cada vez que alguien le hablaba se enrojecía de manera extraordinaria. Provenía de una aldea y era su primer curso en el centro, en otra localidad. No tuvo suerte y los pocos conocidos, mucho más sociables, cayeron en otros grupos, aparte de que no tenía verdadera amistad con ninguno. Salía al patio y era incapaz de entablar conversación con nadie, como al revés, nadie le tenía en cuenta salvo cuando una panda de matoncillos acudía a reírse de él. Un día le quitaron el bocadillo, otro le escupieron y le hicieron comérselo entre carcajadas, el culmen llegó cuando el matoncillo principal subió el listón y descubriendo que donde se sentaba había un hormiguero le llenó el bocadillo de hormigas y se lo hizo engullir. Yo no lo supe hasta un mes después que uno de los matoncillos dejó de serlo y algo apuntó secretamente en una tutoría. Pudo solventarse. ¿Por qué no decías nada? Pregunté al acosado. Tenía miedo, me dijo y me explicó que su entretenimiento los recreos era contar hormigas en una esquina apartada del patio. Queridos docentes estad alerta, sentid empatía y cambiad vuestro papel por un in instante. Pensad si hubieseis sido vosotros el marica, marimacho, coja, enano, gorda, puta, cateto, cortijera, finolis, empollona o un largo etcétera en la diana.

lunes, 23 de agosto de 2021

PRESENTACIÓN DE UN LIBRO DE PETER SUCH

El sábado 21 de agosto en la aldea de El poleo tuve la suerte dse rpesetnar el libro en el que el profesor inglés Peter Such cuenta sus vivencias como alcalde pedáneo de esa aldea. un libro evocador, lejos del costumbrismo y sí del espíritu comunitario que aúna una comunidad muy pequeña formada por ingleses y españoles. Otra mirada distinta y avezada sobre la vida rural. Se rindió también homenaje a un gran escriutor como Michael Jacobs. Intervino también la profesora de inglés del IES Fernando III, Ana Raquel.

MUJERES QUE ESTUDIAN (22-8-2021)

Rabia e impotencia sobre lo que ocurre en Afganistán, especialmente por lo que espera a muchas mujeres. La educación ha sido el mejor medio para poder ser libres y se castra. Me apena quienes tienen oportunidad y la desechan, como me alegran quienes, al contrario, ponen todo su empeño en ella. La columna de Ideal. Mujeres que estudian Manuel Molina Es muy difícil no escribir sobre todo lo que está ocurriendo en Afganistán, especialmente si alguien contiene cierta sensibilidad por lo que puede ocurrir a partir de ahora a muchas mujeres, como escribía hace unos días una escritora árabe, el mundo pasará a ser una cárcel con rejillas de tela para muchas. Resulta muy complicado entender lo que ocurre en ese lugar del mundo, donde pase lo que pase, siempre pierden las mismas. ¿Qué pasará ahora? Tenemos presente el ejemplo en dos mil doce de Malala Yousafzai, que cerca de allí recibió tres balazos por defender el derecho a la educación de las mujeres Una apuesta muy peligrosa, como se pudo apreciar. No pudieron con ella, pese a todo el año pasado se graduó en la universidad de Oxford en Filosofía, Política y Economía. Un profesor de instituto encargado de los temas de igualdad y con una implicación que jamás había conocido antes, me comentaba entre lágrimas de emoción al final de curso el orgullo que había supuesto que tres niñas de una etnia determinada habían finalizado por primera vez en su centro los estudios de bachillerato. El camino no fue nada fácil puesto que las propias familias no valoraban esa actividad para la realización de una mujer, cuyo principal cometido consistía en ser esposa. Conozco el caso, las dificultades superadas por el arrojo y la determinación que una chica adolescente tiene que sufrir cuando su entorno decide que el futuro consiste, básicamente, en convertirse en la pareja cultural y administrativa de un varón. No conozco el caso contrario, en todos los años que llevo relacionado con la docencia. Si lo trasladamos a kilómetros de distancia, donde no existe ni siquiera el menor atisbo de ayuda que pudiera proporcionar alguien para que una mujer pueda estudiar nos podemos imaginar la situación de lo que está ocurriendo. Cada vez son más las mujeres que estudian y se preparan, no sin tener presente que per se no garantiza la meta que pretenden, pero ese movimiento silencioso se ha convertido en verdadero motor de cambio para el futuro de las mujeres. El acceso a la enseñanza aporta muchas posibilidades de libertad, tanto económica como ideológica, pilares básicos para la no dependencia. No puedo dejar de recordar aquellas primeras pioneras que ante un mundo tremendamente hostil se incorporaron acompañadas de familiares para ser las primeras estudiantes universitarias, aquellas que siendo negras entraron en las clases de niñas blancas o aquellas que con la más alta valentía se jugaron la vida al montarse en un autobús para llegar al colegio. No quiero olvidarme de rendir tributo a aquellas mujeres que aceptando con dolor que ellas no tendrían acceso a la enseñanza reglada, aportaron todo su esfuerzo para que sus hijas no repitieran la desgracia. Sirva para ellas, desde Afganistán hasta la última aldea de Jaén, este pequeño homenaje. Un lema de la propia Malala no por repetido deja de seguir vigente: "Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo."

jueves, 19 de agosto de 2021

Árboles y asfalto (IDEAL 15-8-2021)

Árboles y asfalto Manuel Molina En los días que superamos los cuarenta grados nos damos cuenta de la falta de sombras en pueblos y ciudades. Se nos revela que el urbanismo no presta la atención que debiera a los árboles. Podemos caminar bajo la calima inclemente sin pasar por debajo de una sombra, sintiendo que el asfalto y el hormigón potencian la sensación térmica, sufriendo calor en demasía. Aunque en cada proyecto urbanístico debe quedar contemplado un espacio para la llamada zona verde, en ocasiones se presenta tan escueta y descuidada que pronto parece un solar más. Baste recordar por parte de cualquiera de nosotros los momentos en que hemos sentido la necesidad de sentarnos en un banco ya sea de calle o parque bajo la generosa sombra de un árbol y no digamos ya si encontrásemos relativamente cerca una fuente de agua corriente y potable. Pero resulta cada vez más difícil poder realizar esa acción. En las nuevas barriadas los árboles de sombra se convierten en una anécdota o se ubican en lugares totalmente desacertados. Por parte de quienes diseñan los parques se percibe un absoluto desapego tanto a los suelos de tierra como a los agrupamientos de árboles que producen sombra en verano y la entrada de rayos solares entre sus ramas y troncos en invierno. Esa acción se repite también en las plazas o avenidas que son remodeladas, donde priman loserías y pequeños árboles reducidos a miniaturas de arbustos sobre macetones de hierro, que impiden su crecimiento natural y en realidad aportan muy poco. Esos espacios se convierten en monumentos estajanovistas, en los que ni siquiera la supuesta virtud de la funcionalidad es digerible. La forestación urbana ofrece especies como plataneros de sombra, acacias de Japón, falsas acacias o aligustres. Estas tienen un rápido crecimiento, resistencia a la contaminación o a las podas -en algunos casos aberrantes- y su mantenimiento es sencillo. Por otra parte, ofrecen muchas ventajas: generan microclimas naturales, actúan como pantallas acústicas, frenan la erosión ante las precipitaciones y los fuertes aires, suponen alimento, nido y refugio para animales y alegran nuestra vista desde el punto de vista estético. Nuestros árboles urbanitas son capaces de imponerse a la falta de riego, a las mencionadas podas e incluso al vandalismo; son verdaderos resilientes adaptando sus estructuras aéreas y subterráneas a un medio más hostil que propicio. Un aforismo anónimo nos recuerda que los árboles son el éxito más gran de la naturaleza; no odian, emanan solo felicidad y amor, como escribía Romano Battaglia, y por eso cuando estamos cerca de los árboles advertimos una corriente positiva y regeneradora. Sin ellos queda la parte desabrida de algunas existencias en las que parece calar tan solo polución, que no ha sido regenerada por la labor generosa de los árboles. En definitiva, la presencia de arboledas a nuestro lado nos humaniza y deberíamos extenderlas con mimo, seguro que provocaría una mejora necesaria en nuestra existencia diaria, donde un árbol solo temieran al rayo y como escribiera Darío, siga sintiendo.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Colaboración en Almadepueblos

Artículo de reflexión sobre el medio rural, desde la doble perspectiva de haberlo vivido y haber retornado. Interesante página sobre el reto demográfico vista desde Jaén y coordinada por el periodista Ginés Donaire (El País).

La imperfección (Ideal 1-8-2021)

La imperfección Manuel Molina Simon Biles rompe un silencio en las Olimpiadas sobre un problema mental que le genera una ansiedad incontrolable. No es la única que ha sufrido esa terrible situación, pero sí que lo ha hecho público con notoriedad. Siento una enorme pena por la atleta, no compasiva sino empática. Quien se ha despertado o acostado junto al dinosaurio, como escribía Augusto Monterroso, y este todavía seguía allí, sabe de lo que hablo. Cuando la angustia te domina el mundo se viene abajo, como un castillo de naipes, te sobrepasa un miedo desconocido, una especie de vórtice, irremisible, que te atrapa y descontrola hasta la parálisis; quieres gritar, salir huyendo, pero eres incapaz. La tierra parece moverse y brota una espiral de vértigo, de sudor frío, que con el tiempo sabes que es anuncio de ansiedad, de un caballo interior desbocado. No hay consuelo. Quien lo probó, lo sabe. Según un informe de la ONU, un tercio de la población europea ha tenido algún tipo de trastorno mental. En nuestro país, según un informe de Sanidad del año 2017, una de cada veinte personas toma antidepresivos, más mujeres que hombres, y sin distinción de clase social, salvo en el tratamiento, ya que los más desfavorecidos tienen peor acceso a servicios especializados. El problema es muy serio, parece que nuestra sociedad conlleva ese desgaste de higiene mental cada vez más como parte inherente. También hace poco el seleccionador nacional de fútbol llamaba la atención sobre un hecho desgraciadamente muy extendido como es la falta de preparación para convivir con el fracaso, con lo no alcanzado y supuestamente programado. La frustración entre los pequeños se extiende y van creciendo con ella. El disfrute se torna angustia y se lleva en la mochila emocional mientras se crece. No entiendo tampoco cómo se alzan voces contra una atleta que muestra en público una situación que viven muchos más deportistas y luego el ejemplo que dar es romper raquetas y tirarlas a la grada. Resulta evidente que el triunfo lo acompaña también el control mental, pero no podemos desprestigiar a quien nos dice que su dinosaurio se desbocó. Tal vez deberíamos como mínimo, respetarlo. Me parece más criticable la ira de una figura del fútbol pisoteando y pateando el brazalete de capitán tras una eliminación o todo un equipo subcampeón europeo quitando su medalla del pecho nada más recibirla, al sentir como pobre su logro. Menosprecio hacia quienes alcanzaron mejor y peor puesto. Últimamente aprecio que perder se ha convertido en un problema, ha quedado lejos aquel principio de la importancia sobre poder competir. La imperfección es muy humana y nos cuesta gestionarla con acierto. Conocí un deportista de élite que llegaba a las finales con mucho esfuerzo, perdió varias seguidas; sin embargo, con ayuda psicológica doblegó su angustia y fue varias veces campeón de España. Lo más importante fue reconocer que tenía un problema, educar un dinosaurio. En las escuelas deportivas debería enseñarse cómo aprender a perder y si fuera posible, incluso a ganar.

lunes, 15 de marzo de 2021

HAIKUS EN CAZORLA (COLABORACIÓN CON MINISTERIO DE CULTURA)

Literatura japonesa en el IES donde ejercí 17 años y en la biblioteca escolar que tanto disfruté. Muchas gracias al antiguo alumno y ahora profesor David Gómez, así como a la DG del libro por contar conmigo. Volver a Cazorla. Feliz.

miércoles, 3 de febrero de 2021

CALVAS Y BELLAS

CALVAS Y BELLAS Manuel Molina (Ideal 31-1-2021) En nuestra sociedad aún quedan muchos tabúes que nos escuecen e incomodan, que no se aceptan con normalidad, relegándolos a lugares apartados (o camuflados) de la vista, como si no existieran y así creer de manera ilusa que no nos afectan, cuestión de los demás; que los otros, quienes han tenido la desgracia de que les toque deben buscar los mecanismos oportunos para encubrir y fingir bajo una simbólica alfombra. Y sin embargo, en esa especie de bombo de las probabilidades nuestro número, de manera involuntaria, gira y puede caer. No deberíamos ser ajenos. El nefasto año dos mil veinte dejó diagnosticadas unas doscientas ochenta mil personas en nuestro país, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). No todo es virus. El primer lugar de tipologías se manifiestó en el colonorrectal, el segundo próstata y el tercero mama. Escuchar esas palabras nos produce una sensación atrabiliaria que enciende mecanismos vertebrales, aquellos que imperceptibles nos unen a la supervivencia. Se piensa que cáncer es un término que remite a lo más trágico, pero poco a poco y gracias a los avances médicos y las investigaciones se va desligando el sustantivo enfermedad del adjetivo mortal. La normalización va calando gracias al esfuerzo que desde distintos frentes se acomete. Van de la mano tanto la divulgación de qué es la enfermedad y la didáctica de su visibilización. Crece la perspectiva de situarnos más del lado del impedimento transitorio que de un irremediable epílogo. Y en tal cambio tienen mucho que ver acciones de un humanismo científico más que meritorio, de profesionales como la del oncólogo Juan de la Haba, que ha implementado en el tratamiento del cáncer la variable de la comprensión y expresión, un efectivo medicamento sin pastillas. “¿En qué puedo ayudarte?” Ese es el principio. Un ejercicio donde las pacientes hablan y son escuchadas; donde se les tiende un puente para oír lo que les beneficia, lo que ha sido duda y lo que sienten. Las mujeres que sufren cáncer de mama, aparte de luchar contra lo que les ha tocado a través de agresivos tratamientos químicos con duros efectos en sus cuerpos, también lo hacen contra las dudas y contra la muestra de una especie de luminoso sobre sus cabezas calvas. El doctor De la Haba ha integrado el tratamiento humano en el proceso y su última acción ha supuesto la creación de un documental recién estrenado, acompañado de una exposición fotográfica, titulado Calvas & Bellas. En él participan diez mujeres con tratamiento oncológico y cabezas alopécicas, captadas por la mirada de diez fotógrafos, como la ubetense Katy Gómez, vestidas por Matilde Cano y dirigidas por Álvaro Medina. En las fotografías y en documental se ha traspasado una enorme brecha con la muestra de esas mujeres involuntariamente calvas, pero bellas, con el esplendor de sus caras y el fulgor de sus palabras, que seguro han ayudado a levantar la alfombra de un tabú. Qué guapas aparecen, bellezas que sugieren pedir un abrazo largo, pienso.

viernes, 8 de enero de 2021

"ENTRE LOS GRIEGOS" en Diario Ideal

05/01/2021 ¿Se puede disfrutar con aquello que nos repele, con aquello que denostamos y que nos parece situado en lo opuesto a nuestro pensamiento? Caso de que la respuesta fuese afirmativa podría parecer que estamos cerca de un territorio algo masoquista. Sin embargo, hace más o menos unos veinticinco siglos se escribía de tal modo para que los posibles receptores interpretaran que todo lo malo que se ponía ante sus ojos ya había sido realizado por otros y la consecuencia, por tanto, debería ser el aprendizaje. Lo llamaron catarsis y triunfó, sobre todo, en el teatro. Llevo desde hace unos meses releyendo con más dedicación de la que antes le dedicaba a distintos autores de la Grecia antigua, las historias de Herodoto y Tucídides, la poesía de Homero en la Ilíada y en la Odisea y algunas tragedias griegas. Mis ojos no son ya los del estudiante, ni siquiera los del profesor que llegó a ellos a partir de la curiosidad que le produjeron unas primeras lecturas y algunas inquietudes provocadas por la fascinación con la que transmitían ese mundo antiguo y un tanto irreal varios profesores y alguna profesora en las clases del instituto. Durante estas fiestas vuelvo a contactar con amistades que ya peinan canas. Me ha sorprendido en esas conversaciones que varias de ellas se encontraban leyendo autores griegos antiguos. Tal vez se haya producido una conjunción astral libresca en la que ha participado de manera involuntaria, pero decisiva, la escritura de Irene Vallejo, con el magnífico regalo que nos ha brindado en forma de atractivo ensayo sobre los libros en la antigüedad como es El infinito en un junco. La relectura siempre es delicada porque los condicionantes y la expectación de quien vuelve nada tiene que ver con las anteriores coordenadas vivenciales y puede producir un doble efecto, negativo por un lado, caso de que lo que antaño fuera goce pueda aparecer como decepción; pero puede ocurrir que la fruición anterior se multiplique con la nueva lectura, entonces podremos decir que el libro se carga de clasicidad, puesto que sus posibles interpretaciones siguen vivas y atractivas. Releer a los clásicos griegos nunca decepciona porque están en el origen de nuestra manera de entender y vivir el mundo, de manera sapiencial y simbólica. Cuando leo historias de dioses del Olimpo, batallas de espartanos y persas o aqueos y troyanos, cuando escucho la voz de los filósofos que se planteaban las dudas a las que llego en este momento de mi vida, me identifico con esa cultura y agradezco haberlos conocido. Me parece muy triste que el saber que pretendemos impartir en la Educación Secundaria desde hace bastante tiempo se haya parcelado tanto y la cultura clásica -como las artes, otro asunto- se diluya en beneficio de una cultura donde prima lo tecnológico digital, que no olvidemos tiene más de forma que de contenido. Aprender cultura clásica aparte de imaginar nuestras piedras, lo íbero y romano entrarían ahí también, nuestra lengua y costumbres nos aliviaría también estos días inciertos.

"INCORRECCIONES" en Diario Córdoba

04/01/2021 Hay un sector de voluntariosos depurativos del pensamiento en Estados Unidos que comenzaron derribando esculturas de todo aquello que tuviera tufo de conquista, eso sí, que no fuese la suya y Colón se partió de bruces desde los pedestales. Como quien comienza a ejercer la censura con tijera o excavadora le coge siempre gustillo y se viene arriba, no les bastó con intentar eliminar de la memoria lo que ocurrió, nos guste o no, que en temas bélicos y apropiaciones de territorio ajeno, siempre es asunto muy espinoso. Quienes se alzan contra esos hechos podrían presentarse como encomiables defensores de lo justo y ecuánime, pero hete aquí que los propios se exoneran, llámense generales Custer acribillando indios o primos lejanos matando hermanos porque no querían la libertad de los esclavos africanos, doblados contra su voluntad y con mil fatigas en los campos de algodón. La paja, la viga y los ojos. Siguen con sus tijeras de podar incorrecciones. Cervantes fue otra víctima. Mala vida, muy mala vida le tocó en suerte al de Alcalá de Henares, pero hay quienes quieren seguir dándosela en la memoria. No sé lo políticamente criticable de El Quijote pero lo atisbaron los modernos censores para derrumbarlo también de los pedestales y de las letras que lo significaban en fachadas. El último afectado han ido a buscarlo más allá y le ha tocado el turno a la Odisea de Homero. Ha sido retirado de un centro escolar de Massachusetts por su incorrección política, no la de hace veintipico siglos, sino la de ahora. Con gafas de hoy mirando lo de ayer. El «logro» ha sido celebrado por la pandilla promotora en redes como algo a la altura de las más gloriosas declaraciones de la humanidad. Me parece un disparate valorar desde nuestra mirada actual la obra de alguien porque refleja la sociedad en la que vivió hace tiempo. Habría que elevar una enorme pira de libros con todos los clásicos grecorromanos -ya sabemos cómo gusta esa parafernalia a los intolerantes- ya que están llenos de modelos donde los protagonistas, por ejemplo, pertenecen a familias desestructuradas que generan caos y muertes. En nuestra literatura clásica ‘El Libro de buen amor’ o ‘Don Juan’ arderían por misóginos, ‘La Celestina’ por mostrar la prostitución y avaricia, ‘El Cid’ por racista, ‘El Lazarillo’ por exaltación de la delincuencia y así hasta poder salvar tal vez unos cuantos ejemplares de poca calidad que se ajustaran como videntes futuristas a lo que vivimos hoy día. Resulta de una cortedad pavorosa la revisión del arte centenario y milenario tan solo desde nuestra mirada. Debe hacernos aprender y no censurarlo porque de lo contrario el mensaje queda incompleto, no hubiésemos aprendido de los males de las sociedades autoritarias, del belicismo, de las venganzas, del engaño y de las invisibilidades, sin el arte precedente. No se trata de reescribir Caperucita, sino a partir de ahora hacer una literatura novedosa y atractiva desde nuestra perspectiva, del aquí y ahora. Y si puede ser con calidad, mejor.