viernes, 8 de enero de 2021

"ENTRE LOS GRIEGOS" en Diario Ideal

05/01/2021 ¿Se puede disfrutar con aquello que nos repele, con aquello que denostamos y que nos parece situado en lo opuesto a nuestro pensamiento? Caso de que la respuesta fuese afirmativa podría parecer que estamos cerca de un territorio algo masoquista. Sin embargo, hace más o menos unos veinticinco siglos se escribía de tal modo para que los posibles receptores interpretaran que todo lo malo que se ponía ante sus ojos ya había sido realizado por otros y la consecuencia, por tanto, debería ser el aprendizaje. Lo llamaron catarsis y triunfó, sobre todo, en el teatro. Llevo desde hace unos meses releyendo con más dedicación de la que antes le dedicaba a distintos autores de la Grecia antigua, las historias de Herodoto y Tucídides, la poesía de Homero en la Ilíada y en la Odisea y algunas tragedias griegas. Mis ojos no son ya los del estudiante, ni siquiera los del profesor que llegó a ellos a partir de la curiosidad que le produjeron unas primeras lecturas y algunas inquietudes provocadas por la fascinación con la que transmitían ese mundo antiguo y un tanto irreal varios profesores y alguna profesora en las clases del instituto. Durante estas fiestas vuelvo a contactar con amistades que ya peinan canas. Me ha sorprendido en esas conversaciones que varias de ellas se encontraban leyendo autores griegos antiguos. Tal vez se haya producido una conjunción astral libresca en la que ha participado de manera involuntaria, pero decisiva, la escritura de Irene Vallejo, con el magnífico regalo que nos ha brindado en forma de atractivo ensayo sobre los libros en la antigüedad como es El infinito en un junco. La relectura siempre es delicada porque los condicionantes y la expectación de quien vuelve nada tiene que ver con las anteriores coordenadas vivenciales y puede producir un doble efecto, negativo por un lado, caso de que lo que antaño fuera goce pueda aparecer como decepción; pero puede ocurrir que la fruición anterior se multiplique con la nueva lectura, entonces podremos decir que el libro se carga de clasicidad, puesto que sus posibles interpretaciones siguen vivas y atractivas. Releer a los clásicos griegos nunca decepciona porque están en el origen de nuestra manera de entender y vivir el mundo, de manera sapiencial y simbólica. Cuando leo historias de dioses del Olimpo, batallas de espartanos y persas o aqueos y troyanos, cuando escucho la voz de los filósofos que se planteaban las dudas a las que llego en este momento de mi vida, me identifico con esa cultura y agradezco haberlos conocido. Me parece muy triste que el saber que pretendemos impartir en la Educación Secundaria desde hace bastante tiempo se haya parcelado tanto y la cultura clásica -como las artes, otro asunto- se diluya en beneficio de una cultura donde prima lo tecnológico digital, que no olvidemos tiene más de forma que de contenido. Aprender cultura clásica aparte de imaginar nuestras piedras, lo íbero y romano entrarían ahí también, nuestra lengua y costumbres nos aliviaría también estos días inciertos.

"INCORRECCIONES" en Diario Córdoba

04/01/2021 Hay un sector de voluntariosos depurativos del pensamiento en Estados Unidos que comenzaron derribando esculturas de todo aquello que tuviera tufo de conquista, eso sí, que no fuese la suya y Colón se partió de bruces desde los pedestales. Como quien comienza a ejercer la censura con tijera o excavadora le coge siempre gustillo y se viene arriba, no les bastó con intentar eliminar de la memoria lo que ocurrió, nos guste o no, que en temas bélicos y apropiaciones de territorio ajeno, siempre es asunto muy espinoso. Quienes se alzan contra esos hechos podrían presentarse como encomiables defensores de lo justo y ecuánime, pero hete aquí que los propios se exoneran, llámense generales Custer acribillando indios o primos lejanos matando hermanos porque no querían la libertad de los esclavos africanos, doblados contra su voluntad y con mil fatigas en los campos de algodón. La paja, la viga y los ojos. Siguen con sus tijeras de podar incorrecciones. Cervantes fue otra víctima. Mala vida, muy mala vida le tocó en suerte al de Alcalá de Henares, pero hay quienes quieren seguir dándosela en la memoria. No sé lo políticamente criticable de El Quijote pero lo atisbaron los modernos censores para derrumbarlo también de los pedestales y de las letras que lo significaban en fachadas. El último afectado han ido a buscarlo más allá y le ha tocado el turno a la Odisea de Homero. Ha sido retirado de un centro escolar de Massachusetts por su incorrección política, no la de hace veintipico siglos, sino la de ahora. Con gafas de hoy mirando lo de ayer. El «logro» ha sido celebrado por la pandilla promotora en redes como algo a la altura de las más gloriosas declaraciones de la humanidad. Me parece un disparate valorar desde nuestra mirada actual la obra de alguien porque refleja la sociedad en la que vivió hace tiempo. Habría que elevar una enorme pira de libros con todos los clásicos grecorromanos -ya sabemos cómo gusta esa parafernalia a los intolerantes- ya que están llenos de modelos donde los protagonistas, por ejemplo, pertenecen a familias desestructuradas que generan caos y muertes. En nuestra literatura clásica ‘El Libro de buen amor’ o ‘Don Juan’ arderían por misóginos, ‘La Celestina’ por mostrar la prostitución y avaricia, ‘El Cid’ por racista, ‘El Lazarillo’ por exaltación de la delincuencia y así hasta poder salvar tal vez unos cuantos ejemplares de poca calidad que se ajustaran como videntes futuristas a lo que vivimos hoy día. Resulta de una cortedad pavorosa la revisión del arte centenario y milenario tan solo desde nuestra mirada. Debe hacernos aprender y no censurarlo porque de lo contrario el mensaje queda incompleto, no hubiésemos aprendido de los males de las sociedades autoritarias, del belicismo, de las venganzas, del engaño y de las invisibilidades, sin el arte precedente. No se trata de reescribir Caperucita, sino a partir de ahora hacer una literatura novedosa y atractiva desde nuestra perspectiva, del aquí y ahora. Y si puede ser con calidad, mejor.