lunes, 20 de enero de 2025

"SEMBRANDO ODIO" (Ideal, 19-1-25)

 

Sembrando odio

Manuel Molina

 

            Layla Dris Hach-Mohamed es una de las cuatro mujeres que en la actualidad ocupan una destacada posición como jefa provincial de la Policía Nacional, en este caso en la provincia de Jaén. Recién nombrada hace unos días. Cuenta esta profesional de la seguridad estatal  con 30 años de trayectoria en el Cuerpo Nacional de Policía; quienes intentan acceder o ya lo han logrado saben lo que cuesta llegar. Dris Hach-Mohamed es originaria de Melilla y se incorporó a la Policía en 1995 ocupando cargos como jefa de la Unidad de Coordinación de Operaciones (UCOP) y antes dirigió la comisaría local de Andújar. Previamente, ocupó la dirección de la comisaría del Zaidín en Granada, mientras que en Canarias, integró la Unidad de Drogas y Crimen Organizado. Cuenta además con experiencia en operaciones internacionales. Nada tiene de extraño que haya sido nombrada por su curriculum y validez para el cargo. Como diría el cómico José Mota, no es lo que lo superes, iguálamelo. Sin embargo, un grupo de odiadores anónimos la recibe en redes sociales acusándola de “infiltrad” o  “mora invasora”. Ya ven el vecindario que tenemos.

            El presidente valenciano, Carlos Mazón, “El desaparecido”, todavía no ha explicado a la ciudadanía qué hizo las horas en que se le necesitaba al frente de su gobierno cuando llegaba la peor catástrofe sufrida por sus gobernados, costando vidas y provocando una tragedia que tardará mucho tiempo en restituir la normalidad. Cuando se le solicita en sede política saber qué hizo en esas horas cruciales suele reírse y callar, pero se vuelve locuaz cuando se engola con una bajeza descomunal para decir que “Le doy la enhorabuena al pueblo de Gaza que ayer nos enteramos que van a recibir más de 24 millones de euros en ayudas directas. Me alegro mucho por el pueblo de Gaza, de verdad que me alegro mucho. La Generalitat Valenciana va a recibir cero ayudas directas del Gobierno de Sánchez”. Tira la piedra para intentar prender un  agravio comparativo y los cachorros del PP, Nuevas Generaciones, lo secundan en un tuit totalmente desprendido de alma arrojando más gasolina: "Gaza, municipio de la provincia de Valencia". Es lo que hay y lo que viene. El jefe Feijoó, en su irrelevancia, asiente.

            En ambos casos supura el odio innecesario, la inquina que pone en una diana al otro por ser diferente, aunque sea de aquí o haya sufrido una calamidad en forma de limpieza étnica. El pensador Carlos Javier González advierte sobre la "dictadura de las emociones" en la sociedad de consumo, donde las personas "parecemos enemigos los unos de los otros", enfatizando la creciente polarización y confrontación en las interacciones sociales. Odia, que algo queda. La actualidad se pretende llevar por grupúsculos hasta la animadversión hacia el otro y que proporcione rédito político. Recordamos qué bien utilizó esto Goebbels para encumbrar a un partido que quitó del medio a millones de personas. Me cuesta entender que el rencor y la ojeriza sean la base para llegar al poder. Porca miseria.


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