domingo, 17 de septiembre de 2023

"LA FALACIA DE LA NEUTRALIDAD" (Ideal 17-9-23)

La falacia de la neutralidad Manuel Molina Paseo por delante de un bazar y me encuentro en el escaparate tres figuritas de monos como siluetas oferentes o tal vez transmitiendo un inusitado mensaje, el primero con la boca tapada, otro con los oídos y el último con los ojos tras sus manos. Transmiten en conjunto un mensaje: ver, oír y callar. Mi madre, que pasó una guerra civil y una posguerra aconsejaba en ocasiones esa actitud, pero se le olvidaba cuando consideraba que existía injusticia en un hecho. A veces, mascullaba una especie de mantra resumido en una sencilla frase: “líbrame señor de las aguas mansas, que de las bravas ya me cuido yo”. La neutralidad en cuestiones sociales y políticas puede ser vista como un privilegio. Aquellos que pueden permitirse ser neutrales a menudo no sienten el impacto directo de las políticas injustas y las desigualdades sociales, ergo, su actitud también es política y social. Desde el supuesto apoliticismo e indiferencia social toman partido por una opción política, eso sí, cómoda. Es importante reconocer que existe una ciudadanía para quienes la neutralidad es un lujo que en apariencia pueden permitirse. La neutralidad es una falacia. No podemos permanecer al margen de las cuestiones sociales y políticas. Ay, cuando alguien me dice que de política no entiende. Recuerdan la sentencia atribuida a Franco: “usted, haga como yo, no se meta en política”. Toda una exaltación del “apoliticismo” como forma de política. En un mundo cada vez más polarizado y convulso, la idea de mantenerse neutral en cuestiones sociopolíticas puede parecer tentadora. Después de todo, evitar tomar partido es un canto de sirena que se convierte en la forma más segura de evitar conflictos y confrontaciones y tan solo dedicar algunos gestos limpiadores de conciencia (“qué fácil es protestar por la bomba que cayó/ a mil kilómetros del ropero y del refrigerador”). Se vive bien cuando los problemas pertenecen a los demás. Sin embargo, al mirar más de cerca, se vuelve evidente que la neutralidad es una ilusión peligrosa. Como decía Desmond Tutu, el arzobispo sudafricano y activista por los derechos humanos: "si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor". Todo viene a cuento de intentar dar respuesta a una joven que me planteaba hace poco que no le gustaba la sociedad en que vivíamos. Intento ahondar en su preocupación y me aclara en su convencimiento empírico que “cada uno va lo suyo, no le interesan los demás”. Le planteo si tiene alguna solución y me matiza que lo ve difícil porque la mayoría cree que vive bien, aunque no sea verdad. Recuerdo un ejemplo en forma de gracieta del humorista Miguel Maldonado, cuestionado sobre qué era la clase media. Contestó con aire severo que si tú tienes las sartenes apiladas en la cocina una encima de otra, tú no eres de clase media, afirmaba. Puede que ese sea el mejor ejemplo de una sociedad que se declara apolítica y de clase media. Continuamos lentamente para bingo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario