martes, 23 de diciembre de 2025

"ELOGIO DE LO MANUAL" (Ideal 21-12-25)

 


Elogio de lo manual

Manuel Molina

 

           Lo creado con nuestras propias manos se convierte en algo más que una pieza única, puede apreciarse como un acto de resistencia. Hacer algo por nosotros mismos no solo crea un objeto, sino que preserva nuestra humanidad y nuestra conexión con el tiempo de una manera pausada. Crear algo con las manos es una forma de meditación que nos devuelve el ritmo natural de la vida, lejos de la prisa del reloj, de la medición programada y encapsulada de los hechos. "La artesanía es la voz de la materia, la mano que dialoga con la madera, el barro o el hilo para contar una historia que el plástico nunca podrá narrar", pensaba Octavio Paz. Hay una filosofía que se denomina Diseño lento, si lo traducimos más o menos al castellano, y promulga que en la era de obsolescencia programada, reparar o crear algo con nuestras manos es un acto revolucionario de amor por el mundo. Me tiene cada vez más atrapado, pese a no ser un manitas y necesitar bastantes veces de alguien para poder llevar a cabo esa acción.

           Intento aprender a hacer algo, un grabado, una caligrafía, un poema y se apodera de ellos la imperfección, me acompañan el borrón, la tachadura o la mancha; lo intento una vez y otra porque no soy una máquina, ni una inteligencia artificial. Se rompe algún objeto o máquina e intento arreglarla con desigual fortuna. La perfección de algunos objetos es fría, como un enorme bazar occidental. La imperfección de la mano humana es lo que nos permite conectar con el objeto y sentirnos identificados.El cerebro y la mano conectados en un proyecto ancestral. No necesitamos más cosas; necesitamos cosas que signifiquen algo y un poco de tiempo ralentizado. Queridos Reyes Magos, Papa Noeles, Olentzeros, Tiós, traednos tiempo. Llegan fiestas en las cuales se dispara el dispendio de lo que se puede e incluso de lo que no. A gastar, ese es el mensaje. El comercio disfruta de “vacas gordas” y los grandes almacenes de rebaños enteros.

           Quienes disponen de pagas extra se disponen como los peces en el río con otro verbo: compran y compran y vuelven a comprar. Llega el ciclo de abrazos, comida y gasto. Sin embargo, podríamos dedicar una pequeña parte a realizar algo por nosotros mismos, algo realista, no importa que sea pequeño, para poder compartirlo y disfrutarlo, Cuando comenzaba el maquinismo fabril que creó los operarios John Ruskin publicó en 1849 un libro, The Seven Lamps of Architecture, (Las siete lámparas de la arquitectura), tal vez atisbó lo que vendría: “El verdadero placer del trabajo no está en el salario, sino en la conciencia de haber hecho bien algo con las propias manos”. Seríamos ya esclavos de una cadena como Chaplin en Tiempos modernos. Busquen un hueco y creen algo para poner en su árbol de Navidad, para realizar con sus retoños, para regalar a su pareja. Tendrá el extraordinario valor añadido de que parte de su corazón y entusiasmo están ahí, en ello.


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