domingo, 2 de octubre de 2022

"HAY ALGUIEN AHÍ" IDEAL 2-10-2022

Hay alguien ahí Manuel Molina El cineasta holandés Anthony van der Meer realizó hace unos años un experimento muy singular, instalando una aplicación en su teléfono móvil y expuesto adecuadamente para que se lo robaran. El fin no era otro que obtener a partir de lo instalado mediante fotografías, vídeo, audios y ubicación, toda la información sobre esa persona. El ladrón no reinició el teléfono al robarlo, pero Van der Meer pudo hacerse con toda la información que generaba e incluso saber las rutas por las que se movía, incluidas también las conversaciones mantenidas. El resultado final fue un cortometraje de 21 minutos, titulado "Find my phone", donde demostraba la exposición que hacemos de manera involuntaria a través de nuestros teléfonos móviles. Supongo que a cualquiera nos ha pasado algo parecido, cambiando temática, a lo siguiente: mantienes una conversación con tu pareja sobre un asunto, imaginemos un posible viaje futuro a Italia en el que dialogas sobre posibles ciudades e intereses para recorrerlas y visitarlas. Una de ellas es la ciudad donde está enterrado el cuerpo del escritor Dante Alighieri. Al día siguiente, aparecen al entrar en las redes sociales propias mensajes sobre qué diez monumentos importantes visitar en Rávena, tu compañía telefónica te advierte que puedes activar el nuevo sistema de llamadas desde el extranjero y recibes un correo de una gran librería con una oferta personalizada de la Divina Comedia. Repasas durante un instante si consultaste alguna página en ese instante. Negativo, solo fue una conversación, ergo: ¿cómo ha llegado ese diálogo bien ordenado, filtrado y etiquetado a quienes tienen interés en “venderme” algo relacionado. Produce inquietud. El Gran Hermano de Orwell parece un catecismo antes de la era digital. Dado que vas más allá, te planteas una derivada, obtener información tuya a través del teléfono móvil para venderte algo de manera personalizada es ilegal, pero no tan grave si la intención es obtener datos de tu privacidad para intereses espurios. Recordemos hace unos años la amenaza que sufrió la empresa que gestiona una aplicación móvil muy utilizada, tras haberle robado las conversaciones privadas de unos diez millones de personas. Es muy importante la información de lo que se sabe sobre nosotros, pero es muchísimo más importante la que no se conoce de manera pública, nuestros verdaderos gustos, hábitos y opiniones. Imaginen por un momento el poder de quien alcanzara una herramienta que se lo proporcionase. Tal vez ya no estemos ante una suposición. Las cámaras de videoconferencia vienen ya con una tapa para el objetivo, cuando no se utilizan, te recomiendan cerrar micros en aparatos tecnológicos si no los usas y tan solo activar la ubicación cuando la necesites. Como contaba el maestro Miguel Gila en un chiste, había aparecido un cadáver en la entrada de un bloque de pisos, todos sabían quién era el principal sospechoso y se dirigían a él diciéndole: “parece que alguien ha matado a alguien”. ¿Quién nos defiende de tal vigilancia?, ¿cómo podemos ser manipulados si saben de nuestros pensamientos privados? Da miedo.

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