lunes, 26 de septiembre de 2022

"¿DEMASIADAS MASCOTAS?" IDEAL 26-9-2022

¿Demasiadas mascotas? Manuel Molina Un reciente estudio señala que por cada niño en Jaén existen tres mascotas. Se pueden hacer lecturas y arrimar el ascua cada cual a su interés, hacia el tremendismo de quienes consideran que los animales deben observarse desde la única perspectiva de la utilidad, es decir, trabajo o alimento; o quienes derivan hacia la exaltación del bienestar animal, logro que procura ser mejores humanos con algunos animales. El término mascota, que deriva del francés mascotte, diferencia los animales que nos acompañan en la vida cotidiana sin responder al binomio anterior. Tengo dos perros que conviven en mi hogar con la familia. En realidad, ninguno de ellos fue deseado, sino que llegaron por la desgracia. Uno molido a palos por una familia que ni se plantea lo que es cuidar un animal; los tienen simplemente y a medida que se reproducen se convierten en parte del hábitat sin preocuparse de alimentarlos o de atender unas mínimas necesidades, además, por puro placer los golpean y maltratan. Así llegó el primero. El segundo aparecía de vez en cuando por un botellón, no para beber, sino para poder aprovechar restos de comida. Entre patada y patada algo se echaba a la boca. Lo lesionaron y vino a casa para recuperarse de una operación. Fue imposible devolverlo al refugio. Los dos se quedaron y han dado más de lo recibido. Reflexionado sobre el tema que nos ocupa me vienen a la mente dos situaciones distintas. Por un lado la de una bestia que descerrajó un disparo a una galga abandonada. La encontramos postrada con la espalda abierta y agonizando. La recogimos para sacrificarla y evitar el dolor. Preguntamos a la veterinaria si habría alguna posibilidad de que sobreviviese. Muy pocas. Lo intentamos. Se intervino y durante un mes la atendimos con curas hasta recuperarse. Una familia la adoptó a unos cuarenta kilómetros del domicilio. A los pocos días apareció rascando en mi puerta. Volvió por segunda vez con la familia y entendió que debía quedarse ahí. El segundo caso me ocurrió a comienzos de siglo en Pekín. Un hombre paseaba con un perrito y llamó mi atención. El hombre mostró un documento y no paraba de agitarlo. Era el pago del impuesto (muy elevado) para la tenencia de perros. La revolución de Mao consideró que los perros eran propios de burqueses y casi los aniquiló. Entre la bestia y el impuesto tal vez deba campar el sentido común y ser consecuentes con los animales de compañía. No hay que tener uno por caprichito de los retoños o porque seas un acomplejado y necesites llevar un perro de raza peligrosa o mitigar carencias emocionales con un perrito como si fuese un bebé, haciéndole comiditas especiales, transportándolo en carritos o vistiéndolo de fantoche. Recuerdo una cita de Aldous Huxley, al respecto: “Todos los hombres son dioses para su perro. Por eso hay gente que ama más a sus perros que a los hombres”. Es mucho más fácil, nuestros perros nos esperan siempre fielmente, como señalaba Cicerón.

domingo, 11 de septiembre de 2022

"OTRO CURSO, QUE SEAN FELICES" IDEAL 11/9/2022

OTRO CURSO, QUE SEAN FELICES.- Manuel Molina Qué ganas tenían algunas familias de que comenzara el curso para poder dejar los niños en el colegio. Qué difícil resulta organizarse sin poder aparcar la chiquillería en algún lugar durante el horario laboral. Quien no tenga yayos a mano lo tiene muy complicado, en estas fechas nos acordamos mucho de los abuelos, que unas veces tienen ganas y otras no, de cuidar a los nietos y llevarlos alguna hora suelta (adaptación) al cole. Esta semana coincido con una abuela y el retoño inquieto (normal con su edad) en un semáforo, el chiquillo decide hurgar en el botón de solicitar el paso y ella lo toma de la mano con cierta violencia y clama al cielo «qué ganas tengo de que empiece la escuela». Supongo que el pequeño, más. Ay, imagino la opinión de la señora sobre las vacaciones de los maestros. Curioso, nunca aparecen en duda las de otros profesionales, que gozan de las mismas y además a la carta. Los tiempos modernos han procurado que los colegios se hayan convertido en guarderías públicas. La chiquillería vuelve a las aulas, habrá llantos de ellos y de los progenitores A y/o B, al dejarlos cruzar un espacio que conduce a un aula donde convivirá -con extraños la primera vez- una decena de meses. El primer día de cole se ha convertido en un melodrama. Allí acuden pequeñas y variadas personalidades. Ese primer día no se distingue entre quienes acosarán, quien será acosado y quienes intentarán sobrevivir mirando para otro lado o fingiendo que no ven nada. Un fiel reflejo de nuestra sociedad. Cada vez es más importante la labor de maestros y familias en la detección del matonismo que humilla, porque imaginen el calvario de quien tiene que ir a la fuerza a compartir, horas y horas, día tras día, un espacio donde lo machacarán unos cabestros, en ocasiones sin alcance del verdadero daño que infligen. Tenemos en nuestra memoria el reciente caso de Izan llorando sentado ante su tarta mientras el corifeo descerebrado le canta un cumpleaños feliz hiriente. Si no lo han visto búsquenlo en Youtube, no tiene desperdicio. Por cierto, Izan, feliz cumpleaños y mucho ánimo. No debemos ser pesimistas. Para los más pequeños comienza el periodo más feliz de la enseñanza, aquel que permite aprender experimentando solos y guiados por un adulto (puro Vigotsky). Reconozco que cuando entro en una clase de infantil soy feliz. Queridos papis y mamis, dejen ser felices a los peques, que se tiren al suelo, canten, jueguen e intenten dibujar una casa o una persona como Picasso. No tendrán otro tiempo más feliz en la sarta de años de enseñanza (y educación), olviden la caligrafía, si lee o suma, si tiene que llevar dos días seguidos lácteos porque le preparan un bocadillo de queso y al día siguiente un yogur. Déjenlos ser felices, por favor, que toquen los botones de espera de los semáforos a ver qué pasa, porque el tiempo es implacable y pronto serán otro ladrillo en el muro.

domingo, 4 de septiembre de 2022

"AGUA" IDEAL 04/09/2022

Nuestro propio cuerpo en su mayoría es agua y sin ella no existiría vida, provenimos de ahí en nuestra evolución. Tales de Mileto ya era rotundo al respecto: «el agua es el principio de todas las cosas». No sé dónde debería aparecer escrita tal reflexión, pero sería en un lugar prominente. Los animales y las plantas tampoco pueden sobrevivir sin agua. Ninguna otra bebida, por más que la química y la industria lo intenten, puede superar en pureza y sanidad al agua. Por recurrir a algunas cifras ofrecidas por la FAO, se necesitan unos mil quinientos litros para conseguir un kilo de granos y unos quince mil para producir un kilo de carne. Una de las palabras más importantes para la humanidad quizás sea esa, agua. Pero ¿qué estamos haciendo con el agua? Está claro, que no lo correcto. El abastecimiento y la contaminación son sus principales rivales, junto a la sequía cada vez más presente. La falta de agua ha creado conflictos graves y desplazamientos humanos a lo largo de la historia. Unas quinientas mil personas mueren al año por la ingesta de aguas contaminadas y apreciamos que un río sagrado como el Ganges porta unos treinta millones de aguas fecales por cada cien mililitros. En un porcentaje muy elevado, las causas que originan los males que atañen a la impureza de las aguas residen en la actividad humana. Resulta contradictorio pero somos la única especie que es capaz de atentar contra su propio hábitat. Este verano, los campos han sufrido un enorme estrés hídrico y parece que aunque llueva no será suficiente como para paliar la necesidad acumulada. He visto ríos que se han secado y en mi existencia es la primera vez que observo tal circunstancia. Los pantanos muestran su profundidad perdida con cicatrices de barro y tierra seca. Y sin embargo, cada vez hay más pozos ilegales, fruto del egoísmo de unos pocos, como también una enorme de cantidad de piscinas que acumulan agua para su llenado con el disfrute de unos pocos. Sin embargo, la más preocupante actitud que se puede ver en el campo es la conversión de árboles de secano como el olivo y el almendro en regadío. Algunos minimizan en la técnica del goteo, pero otros lo hacen a mansalva, llenando verdaderos pilones en las soleras de los troncos. Toda solución ante los problemas del agua que no contemple del medio plazo hacia adelante no será eficaz. Se nos pedirá, por ejemplo, restricciones en domicilios, pero mientras las actividades mencionadas no entren en el sentido común serán poco operativas. Tampoco debemos perder de vista que algo tan vital y necesario pueda convertirse en un negocio privado. El agua debe ser pública, nunca un mercadeo. Somos «agua que piensa», dice el sabio maestro Joaquín Araújo, y remarca que el agua «tiene sed de libertad, tiene sed de limpieza, tiene sed de que no la encarcelemos, tiene sed de que la usemos bien». Habría que buscar un lugar bien visible para exponerlo.