domingo, 11 de septiembre de 2022

"OTRO CURSO, QUE SEAN FELICES" IDEAL 11/9/2022

OTRO CURSO, QUE SEAN FELICES.- Manuel Molina Qué ganas tenían algunas familias de que comenzara el curso para poder dejar los niños en el colegio. Qué difícil resulta organizarse sin poder aparcar la chiquillería en algún lugar durante el horario laboral. Quien no tenga yayos a mano lo tiene muy complicado, en estas fechas nos acordamos mucho de los abuelos, que unas veces tienen ganas y otras no, de cuidar a los nietos y llevarlos alguna hora suelta (adaptación) al cole. Esta semana coincido con una abuela y el retoño inquieto (normal con su edad) en un semáforo, el chiquillo decide hurgar en el botón de solicitar el paso y ella lo toma de la mano con cierta violencia y clama al cielo «qué ganas tengo de que empiece la escuela». Supongo que el pequeño, más. Ay, imagino la opinión de la señora sobre las vacaciones de los maestros. Curioso, nunca aparecen en duda las de otros profesionales, que gozan de las mismas y además a la carta. Los tiempos modernos han procurado que los colegios se hayan convertido en guarderías públicas. La chiquillería vuelve a las aulas, habrá llantos de ellos y de los progenitores A y/o B, al dejarlos cruzar un espacio que conduce a un aula donde convivirá -con extraños la primera vez- una decena de meses. El primer día de cole se ha convertido en un melodrama. Allí acuden pequeñas y variadas personalidades. Ese primer día no se distingue entre quienes acosarán, quien será acosado y quienes intentarán sobrevivir mirando para otro lado o fingiendo que no ven nada. Un fiel reflejo de nuestra sociedad. Cada vez es más importante la labor de maestros y familias en la detección del matonismo que humilla, porque imaginen el calvario de quien tiene que ir a la fuerza a compartir, horas y horas, día tras día, un espacio donde lo machacarán unos cabestros, en ocasiones sin alcance del verdadero daño que infligen. Tenemos en nuestra memoria el reciente caso de Izan llorando sentado ante su tarta mientras el corifeo descerebrado le canta un cumpleaños feliz hiriente. Si no lo han visto búsquenlo en Youtube, no tiene desperdicio. Por cierto, Izan, feliz cumpleaños y mucho ánimo. No debemos ser pesimistas. Para los más pequeños comienza el periodo más feliz de la enseñanza, aquel que permite aprender experimentando solos y guiados por un adulto (puro Vigotsky). Reconozco que cuando entro en una clase de infantil soy feliz. Queridos papis y mamis, dejen ser felices a los peques, que se tiren al suelo, canten, jueguen e intenten dibujar una casa o una persona como Picasso. No tendrán otro tiempo más feliz en la sarta de años de enseñanza (y educación), olviden la caligrafía, si lee o suma, si tiene que llevar dos días seguidos lácteos porque le preparan un bocadillo de queso y al día siguiente un yogur. Déjenlos ser felices, por favor, que toquen los botones de espera de los semáforos a ver qué pasa, porque el tiempo es implacable y pronto serán otro ladrillo en el muro.

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