lunes, 5 de junio de 2023

"LO DICEN LAS REDES" (Ideal 4-6-23)

El estudio internacional para el Progreso de la Comprensión Lectora de 2021 confirmó una bajada generalizada de la comprensión lectora en España respecto al anterior de 2016. Se realizó entre niños y niñas de 4º de primaria de cincuenta y siete países. Nos situamos por debajo de la media de países de nuestro entorno, salvo Portugal. En ese estudio se enfoca otro aspecto, solo un tercio de los padres y madres de las familias participantes afirma que le gusta leer. La excusa para determinados especialistas radica en que se produjo la recogida de datos después del encierro pandémico. Bueno, como pomada puede servir pero tal vez como sana-sanita, no llega. Existe una realidad que no desemboca en el resultado esperado. Un joven comienza su escolarización en muchos casos con tres años y llega al final de la obligatoriedad de esta con dieciséis. Quiere decir que ha empleado trece años a mantener contacto con la comprensión lectora. Sin embargo, la mayoría de nuestro alumnado no sabe exactamente qué lee. Por otra parte, ha cambiado el acceso a la información de manera generacional. La mayor parte de jóvenes accede a ella a través de redes sociales y la comparte con iguales que reciben una noticia o mensaje y lo reproducen copiando y pegando. También la lectura ha sufrido una transformación, ya que se realiza generalmente con textos breves, el titular o el tuit podrían ser ejemplos. Una sola idea básica se transmite y recibe. No se da jerarquización del lenguaje y se empobrece con la falta de simbolismo o connotación. Predomina la idea plana y lineal en forma de oración simple: sujeto, verbo y complemento, poca subordinación. Incluso el apoyo audiovisual se torna también breve, el meme o reel. Un tercer botón de muestra argumental: el chat propicia el diálogo, pero también muy justo de utilización, tanto normativa como en su vertiente competencial y nos sirve un hecho relevante para corroborarlo, se prefiere el audio a la escritura. ¿Dónde quiero llegar? A la conformación de un ideario en nuestros jóvenes y su toma de decisiones. Parto de un ejemplo que me aporta una profesora de secundaria en una clase (suele repetirse) en que un grupo de su alumnado realiza un panegírico y alabanza de un grupo político ultra. La enseñante intenta echar mano del método socrático y cuestiona el pre-juicio, poco a poco van cayendo los argumentos endebles y estereotipados hasta llegar a la fuente por la cual se accede a la información y se conforma la opinión: «es verdad porque lo he leído en las redes, seño». Después de trece años de escolarización aparece tal resultado. Algo debemos estar haciendo mal y me cuesta creer que se diseñe a propósito, pero podemos preguntarnos quién se beneficia de la falta de información y acriticismo producido en quien no sabe apenas lo que lee. Puede sonar a Orwell o tal vez a sentirnos dentro de un extraño relato sin poder salir, donde el enemigo es la ignorancia.