lunes, 22 de abril de 2024

"LIBROS EN LA ERA DIGITAL" (Ideal 21-4-24)

Libros en la era digital Manuel Molina En la era digital instantánea los libros parecían estar destinados a su desaparición, como una muerte anunciada y si acaso relegados a poca lectura en pantallas. Sin embargo, el libro tradicional en papel goza de buena salud encontrando en nuestras calles rótulos maravillosos donde se lee “librería”. Es más, he encontrado en los últimos años románticos emprendedores afanados en abrir algún establecimiento con ese nombre. Su presencia tangible en nuestras vidas es crucial, resistiendo con la opción también extendida de la compra remota. Los libros, decía hace poco Manuel Vilas, mantienen el aroma de quien antes los leyó y de los lugares donde habitan. Todos tenemos la sensación que irradia la mezcla de tinta, papel y cola en un libro nuevo. A mí me retrotrae a los inicios de curso cuando recibías alguno para forrarlo o el primero que publiqué. Hemingway escribió lo siguiente: "No hay nada que escriba que no sea la verdad". Esta cita encapsula la esencia de la importancia de los libros. A través de las páginas impresas, los autores transmiten sus visiones del mundo y sus enriquecedoras reflexiones. Como lectores recibimos esa experiencia vicaria, somos espectadores de otro ser humano y comprendemos su perspectiva única. Conocemos un asesino o un redentor; no lo somos pero lo vivenciamos. Nos convertimos en testigos de otra verdad, la que contienen historias contadas por autores que incluso trascienden el tiempo y el espacio. La narrativa digital, tan unida a lo visual, no soporta esa circunstancia y queda fácilmente diluida. A través de la lectura, tenemos acceso a una vasta cantidad de conocimiento que va desde las teorías científicas más avanzadas hasta enormes lecciones de vida, de visiones poéticas de la realidad hasta el clásico placer de inventar historias que nos atrapan en su verosimilitud o fantasía. Los libros nos permiten expandir nuestros horizontes en un necesario ejercicio de concentración e individualidad, con independencia de que compartamos la experiencia a posteriori. Desplazamos la mirada por las líneas de un libro y alzamos de vez en cuando la vista para digerir lo leído. Qué comunión se produce cuando alguien percibe que le han contado lo que pensó o intuyó, pero de una manera enriquecida, cargada de belleza. Gabriel García Márquez, el ilustre nobel colombiano, lo expresó así: "La literatura es el arte de descubrir algo extraordinario sobre algo ordinario". Sin embargo, la importancia de los libros va más allá. Su presencia física en nuestras vidas tiene un impacto significativo y bienestar emocional. Hay libros sanadores o calmantes y no son precisamente de autoayuda La experiencia táctil de sostener un libro, pasar sus páginas y sumergirse en su historia proporciona una sensación de calma y satisfacción que es difícil de replicar en el mundo digital. En un momento en que la atención se dispersa fácilmente y la ansiedad está en aumento, los libros ofrecen un refugio tranquilo, se yerguen como faros de luz en la oscuridad, recordándonos que incluso en los momentos más difíciles, nunca estamos solos.

lunes, 15 de abril de 2024

"AUPA ATHLETIC" (Ideal 14-4-24)

Aupa Athletic Manuel Molina Hace ciento treinta y cuatro años se fundó un club en Bilbao que está de moda, el Athletic, fruto de la llegada de industriales ingleses y de estudiantes que conocieron ese deporte en las islas, entonces llamado “sport”. Ya había ocurrido algo parecido en Huelva, también fruto de la industrialización que llevaron a cabo empresas inglesas expandiendo la práctica del fútbol entre propietarios ingleses y trabajadores onubenses. Lo hicieron también el tenis o el golf, pero el primero se popularizó más. El equipo bilbaíno acaba de ganar la Copa del Rey y la ciudad se ha echado a la calle para celebrarlo, como se celebran esas cosas en la zona, a lo grande. En un deporte tan sobrevalorado e hiperbólico como el fútbol, uno de los mayores ejemplos de mercantilización globalizada, resulta curioso que un puñado de deportistas del terruño, le hayan plantado cara a los grandes clubes con sus carísimos fichajes internacionales - en el Real Madrid, por ejemplo suele jugar tan solo un jugador nacido en España- y los hayan derrotado, Hecho cada vez más infrecuente, que resta vistosidad e interés a ese deporte, megafinanciado por multinacionales y estados petroleros. Tengo dos entrañables anécdotas que hablan de la filosofía de ese admirable club. La primera ocurrió en el propio Bilbao, donde había llegado de paso hacia otro destino y decidí con mi familia visitar la ciudad. Recalamos en el bar y sociedad gastronómica de la peña más antigua del club, ubicada en el casco viejo de la ciudad. Poco puedo añadir de lo que puedan imaginar sobre cómo fue la degustación de pinchos y platos junto a txacolines. Pegamos la hebra con uno de los encargados del negocio. Le comenté que me hubiese gustado visitar el viejo San Mamés, ya cerrado, antes de que lo derribaran y habérselo mostrado a mi hija. Me dijo que eso no podía quedar así, si yo había hecho más de mil kilómetros con ese deseo no me podía marchar sin haberlo conocido. Realizó varias llamadas y volvió con una sonrisa: “a las cinco en la puerta tal, os esperan”. Agradecí de todo corazón tan generoso gesto y nos dirigimos hasta allí. Nos esperaba un empleado del club para sumarnos a una visita oficial que realizaban unos dirigentes del Ajax de Amsterdam, “Perdonad, pero para entendernos hablaremos en inglés”. No importaba. Emoción. La otra anécdota ocurrió más lejos, en un lugar muy deportivo, las ruinas de Olimpia en Grecia. Con un gran calor salimos a una terraza cercana tras el recorrido para refrescarnos. Un camarero griego, ya mayor, se dirigió a nosotros con un perfecto: “¿de dónde sois?”. Como la mayoría provenía de Córdoba indicaron ese nombre y este añadió: “pobrecillos su equipo de fútbol siempre hundido en segunda B”. Conocía al dedillo todo sobre las principales ligas de fútbol españolas. Le pregunté por su equipo favorito: “el único en el que todos sus jugadores son españoles”. Sacó un llavero con el escudo del Athletic y lo besó.

domingo, 7 de abril de 2024

"¿CLASE MEDIA?" Ideal 7-4-24

¿Clase media? Manuel Molina La clase media se desarrolló especialmente tras la Revolución Industrial, en la Europa Occidental a lo largo de los siglos XVIII y XIX. A medida que la economía agrícola se transformó en una economía industrial, se brindaron nuevas oportunidades económicas y de empleo a una gran proporción de la población anteriormente pobre. El surgimiento de la industria y las fábricas, así como el desarrollo del comercio y las finanzas, crearon puestos de trabajo y aumentaron las oportunidades de empleo, especialmente en las ciudades. La urbanización y la oportunidad de obtener ingresos estables provocaron el desarrollo y cambios de estilo de vida de un preponderante segmento de la población. Esa es la mirada hacia atrás, desde la historia. La clase media logró con mucho esfuerzo, incluso vidas, acceso a la educación, sanidad, al empleo y yendo más allá, la capacidad de poder adquirir bienes que no se encontraban entre las necesidades básicas. En un principio se conformaba el estrato por comerciantes, trabajadores independientes y oficinistas, para pasado el tiempo incluía a trabajadores de otros sectores de la economía. Podríamos hablar de una propia segmentación de la clase media que abarcaría una gradación en forma de alta, media y baja burguesía. Llegado el siglo XX con su incipiente clase media se supone que contribuyó a cambiar la concepción del capitalismo y dotarlo de una perspectiva integradora y hasta optimista. Una visión afable, llena de oportunidades, que sustituía esa época de arbitrariedad, explotación y violencia extrema que provocó la Revolución Industrial. Se afincó la meritocracia y reconocieron los derechos civiles en el marco de un estado de derecho que suponía el caldo de cultivo propuesto para su desarrollo. El capitalismo se reinventaba y triunfaba, a la vez que surgían ideologías más basadas en lo común y su defensa. Se animaba a sentirse orgulloso de no ser pobre, a llamarse clase media mejor que trabajador y a intentar imitar unos usos y costumbres por los cuales se podía creer que al realizarlos se pertenecía a esa clase. Hace poco avisté una breve intervención del humorista murciano Miguel Maldonado que respondía así a la pregunta de si era de clase media: “si tú tienes las sartenes apiladas en un mueble de tu cocina, tú no eres clase media”. Después de la risa, me hizo reflexionar y fruto de ello es la columna que usted lee. Desde el capitalismo más salvaje se ha hecho creer a mucha ciudadanía que pertenece a esa privilegiada clase media, utilizándola para venderle todo lo que no tiene, como si fuese una aspiración, para luego quitárselo. Es más, ha logrado que quienes proceden de la clase trabajadora, bajo esa influencia y convencimiento están siendo utilizados para desmontar dos pilares sociales fundamentales, la educación y la sanidad. Esa acción ha calado de tal modo que se logra enterrar un derecho sin mancharse las manos. A.B. Alcott hace dos siglos ya lo veía claro: “La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia”. Y ser útil, sin saberlo, también.

domingo, 31 de marzo de 2024

"GENOCIDIO PALESTINO" (Ideal 31-4-24)

Genocidio palestino Manuel Molina El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU votó a favor de dividir Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío. Aquel día treinta y tres países respondieron de manera positiva a la partición, trece votaron en contra y otros diez países se pusieron de lado y se abstuvieron, declarando ser “neutrales”. Ese día, la ONU causó un desastre incesante en Medio Oriente con miles y miles de muertos desde esa decisión. Pero ya venía de lejos el asunto, desde el siglo XIX, donde se vinculó la reclamación de un territorio por un mito religioso de hacía más de tres mil quinientos años, con un principio que queramos o no cuesta entender, ya que el argumentarlo se basaba en que era el pueblo elegido de Dios. Las razones arqueológicas nunca han demostrado que lo escrito y lo hallado se correspondieran. También debemos tener en cuenta que en el citado XIX Palestina era territorio otomano, es decir, turco. Los judíos alentados por el sionista Thedor Herzl comenzaron a comprar tierras a estos con la idea de crear en el futuro un estado donde los judíos dispersos por el mundo pudieran establecerse. El resto tiene dos grandes culpables en el hecho de haber alentado un problema sin aparente solución: Francia y Gran Bretaña, que como potencias coloniales se repartieron los territorios otomanos y especialmente los últimos que vieron con buenos ojos los asentamientos tras la Primera Guerra Mundial. Tan solo el bueno de Lawrence de Arabia levantó la voz desde el ejército británico de lo que estaba ocurriendo, pero fue traicionado al intentar una solución racional del problema. Llegó la Segunda Guerra Mundial y desde el descubrimiento del Holocausto hitleriano el viento se puso a favor para desembocar en la creación de un estado israelí acorralando cada vez más a quienes allí habitaban, relegando su espacio a dos territorios comprimidos, Gaza y Cisjordania. Israel nunca tuvo suficiente y siempre quiso más con el beneplácito del silencio de la gran mayoría de países, ONU incluida. Ahora después de la respuesta a un condenable atentado y secuestro de cientos de personas los israelíes han comenzado una guerra que ya lleva más de treinta mil muertes y no discrimina en matanzas de poblaciones civiles, incluso con niños, bombardeando hospitales sin ningún escrúpulo y no permite accesos para que llegue la ayuda humanitaria internacional que calme la hambruna y nos haga ver las trágicas imágenes de gente que no sabe nadar arrojándose al mar para conseguir alimentos y pereciendo. Ya no se trata de que sea una opción Palestina libre o no, de que tenga su propio estado como debería, sino de que se frene la matanza de población que está llevando a cabo el ejército de Israel. Cómo será que la propia ONU lo ha calificado de “genocidio”. Mientras tanto, el silencio de quienes pueden frenarlo es sonrojante; también culpable. No se entiende que después de Auschwitz los descendientes de las víctimas sean ahora tan crueles verdugos.

lunes, 18 de marzo de 2024

"FUMAR, DONDE SEA". (Ideal,17-3-24)

Por circunstancias he debido pasar unas semanas en un hospital público (por cierto, viva la sanidad pública) y aparte de la casuística propia de ese hecho, donde profesionales se fajan a veces no en las mejores condiciones y sin embargo, una gran mayoría aporta un plus más allá de lo que exige su trabajo. Me he encontrado con un hecho muy llamativo. Se trata de la gran cantidad de gente que fuma en los hospitales. Voy a retrotraerme para centrar la atención en lo que he apreciado. Una de las mayores estupideces que cometí en mi vida fue la de seguir la tendencia imitativa y adolescente de tragar y expulsar humo. Durante dos décadas y pico fui fumador convulsivo, de cajetilla diaria. Cuando entendí la idiotez del asunto era un poco tarde y tras varios y deprimentes intentos logré dejarlo. Mi pareja fumaba también y con los ingresos destinados a fumar (ya superado) nos compramos un coche de segunda mano. No me convertí en un converso persecutor y he respetado a quien fuma, siempre y cuando se atenga a norma, como cualquier otra circunstancia cívica. Repasando datos sobre el asunto del tabaquismo descubro que alcanzaba al 32,7% de la población mundial mayor de 15 años en el año 2000 y ha bajado al 22,3% en 2020. En España se fuma mucho ,casi 20 millones de personas (datos de la intersectorial), más mujeres que hombres. La mortalidad relacionada con el tabaco alcanza un 18,9% de fumadores y el tabaquismo continúa siendo la principal causa de morbimortalidad en nuestro país ya que se estima una media nacional de 51.870 muertes atribuibles al año al tabaco, y a nivel mundial las muertes por cáncer de pulmón se han triplicado en los últimos 20 años. No son datos halagüeños, pese al descenso de consumo. Por eso, me llama la atención la cantidad de gente que en recónditos pasillos, terrazas, ventanas y sobre carteles de 'prohibido fumar' consuma tabaco o vapee. Algunas escenas son propias de esperpento como los enfermos con suero y vías, en silla de ruedas inhalando humo o quienes con vestuario de quirófano fuman tras unos setos. 'El dilema' (2000) de Michael Mann con Al Pacino y un grandioso Russell Crowe fue una película sonada que trataba sobre un famoso escándalo de una tabacalera americana, y de cómo incluían adictivos para fomentar el consumo de sus productos. Un ingeniero de la multinacional largó cómo se incluía entre las doscientas cincuenta y pico sustancias que lleva un cigarrillo, una para potenciar la adicción; ese era su trabajo, crear dependencia. Siempre se ha comentado el doble rasero del estado con el tabaco, por un lado recauda y por otro debe pagar el costoso tratamiento del tabaquismo. Me sorprenden también las escenas de películas, incluidas con calzador, donde se debe fumar compulsivamente a cascoporro. En la segunda parte del siglo XX fumaban los buenos, luego los malos en el XXI y ahora todos. Fumar en el hospital resulta una tremenda metáfora.

martes, 20 de febrero de 2024

TALLER DE HAIKUS EN MONTALBÁN (CÓRDOBA)

Después de bastante tiempo he vuelto a un taller de haikus. Alumnado muy motivado por su profesora Fátima, en el IES Maestro Eloy Moreno de Montalbán (Córdoba)

sábado, 17 de febrero de 2024

AGRICULTURA (Ideal, 18-2-24>)

Agricultura Manuel Molina Me crié en el campo junto a mis familiares, que vivían de este como jornaleros y con unas escasas tierras que producían lo que se llamaba “el aceite del año”; ni más ni menos que el destinado a su consumo interno durante unos meses. Mi madre fue consciente de la dureza e incertidumbre que provocaba vivir en un mundo marcado por la agricultura. “Estudia, que los olivos siempre van a estar ahí”. Se repetía el mantra incómodo, pero aquellas extenuantes jornadas de cuidado de la tierra y recolección del fruto en proporción a lo obtenido me hicieron mella y tuve la suerte de poder empañarme y conseguir no vivir del campo. Siempre me he alegrado. Otros amigos de la infancia y familiares viven bien y han logrado con su meritorio esfuerzo y dedicación obtener bastantes beneficios dedicándose a esa tarea como profesión. No soy el único ejemplo, en las última décadas de casi un millón y medio de agricultores dados de alta en Francia se ha pasado a cuatrocientos mil. Tienen buenas casas, buenos coches y una buena cuenta bancaria, pero no me cambiaría. Resulta obvio también que la población dedicada a esta tarea ha envejecido y no encuentra recambio generacional para su viabilidad. Viven una situación delicada por circunstancias que en gran parte se han generado por causas ajenas a su trabajo, pero que repercuten de manera directa en sus beneficios. Han sacado los tractores a las carreteras, con lo difícil que se convierte apreciar una protesta por causas importantes en este país. El campo ha sufrido unos cambios muy considerables en los últimos tiempos. Se ha ido entregando cada vez más a la subvención europea para poder ofrecer beneficios, que en algunos casos son esenciales y en otros han propiciado que al olor del dinero las rapiñas de casos como los fondos buitre –los usureros de Catón- hayan aterrizado con el único fin de obtener beneficio rápido y como consecuencia han extendido el cultivo intensivo, el trasvase de secanos en regadío y el abuso de fitosanitarios y plaguicidas. Las generaciones de latifundios diversificados han copiado el modelo. Revolotean también moscones políticos a por tajada. El choque contra la normativa medioambiental no ha tardado tampoco en llegar. Y a estos se une el problema que genera la globalización. Es más fácil para los distribuidores agroalimentarios traer cereal de Ucrania o frutícolas de Mercosur que comprar de los propios o comprar naranjas por debajo del coste europeo en Marruecos para poder pescar en sus caladeros. Me gusta pasear por el campo, pero me entristece en ocasiones al ir descubriendo viviendas derruidas, tierras yermas abandonadas, suelos como pátinas desbrozados y árboles regados cuando hace nada eran de secano. Como popularmente se dice la pescadilla se muerde la cola: no llueve, regamos, hay sequía, regamos, no hay agua. La necesidad de producir para competir provoca peligrosos efectos secundarios. "La agricultura es la madre y la nodriza de todas las demás ciencias." proclamaba Miguel de Cervantes. Las demás deberían ayudar. ¿Habrá solución?

domingo, 21 de enero de 2024

"EL BECERRO DE ORO" (Ideal, 21-1-24)

El becerro de oro Manuel Molina Hace unos días mantenía una charla con futuros docentes de secundaria y en un momento determinado derivamos hacia la situación que vive la enseñanza en nuestro país. Prácticamente todos consideraban que su situación era preocupante por mala. Insistí en que la enseñanza no era un territorio ajeno a la realidad sino que conformaba parte de ella y lo que ocurre fuera de las aulas se traslada a ellas de manera permeable convirtiéndose en un reflejo. La abulia, apatía y menosprecio por el esfuerzo que caraterizan a gran parte de nuestros adolescentes proviene de la consecuencia generada por lo aprendido y emulado en sus casas y entorno más cercano. Fíjense que ahora se ha generado un debate en las aulas sobre idoneidad o no de los dispositivos móviles en las clases; y sin embargo, no se plantea que un joven disponga de un “pepinaco” de casi mil euros para jugar, enviar tonterías a sus amistades y admirar a otros que ofertan vídeos haciendo el ganso. La cultura del becerro de oro, una metáfora bíblica que trasciende el tiempo, se relaciona con lo anterior y se eleva como característica de nuestra sociedad contemporánea. En nuestra búsqueda desenfrenada de riqueza y éxito material, de inmediatez, a menudo sacrificamos valores elementales y profundos derivando en la insustancialidad. En este afán por acumular riquezas y fruslerías, corremos el riesgo de perder nuestra humanidad esencial. Un sociólogo, Philip Slater, nos advirtió: "El becerro de oro exige que sacrifiquemos nuestra integridad, nuestra autenticidad, nuestras relaciones y, en última instancia, nuestra propia alma". Esta cultura nos sumerge en una espiral de consumo desenfrenado, donde la felicidad se mide en posesiones más que en experiencias significativas y su ausencia o medida insuficiente en frustración. Ante este desafío, el filósofo Albert Schweitzer nos insta a reflexionar: "El éxito es no lo que se tiene, sino lo que se es". Enfrentar la cultura del becerro de oro implica un cambio de enfoque hacia valores de mayor calado: la conexión humana, la empatía y el servicio a los demás. Solo así podemos liberarnos de las cadenas de la codicia y recuperar nuestra verdadera riqueza, la esencia misma de la vida. Pongamos un ejemplo compartido. Cada celebración, Navidad, carnaval, Semana Santa o ferias locales han ido degenerando en una apuesta por lo vacuo y se han desprovisto casi por completo de sus esencias quedando relegadas a una aspiración de eterna fiesta, opulenta y sin fondo. Nuestra sociedad vive pendiente de encadenar un intrascendente hedonismo arrastrado en los días que produce insatisfacción y provoca una especie de aturdimiento fuera de esa situación. ¿Por qué nos extrañamos de que el botellón sea una necesidad entre los jóvenes? Los hemos ido relegando a ello poco a poco, lo hemos estirado y hasta los treintañeros se han sumado a un encuentro donde se bebe por beber y se deja un rastro de basura estremecedor. Una celebración como cualquiera del becerro de oro actual. No, la escuela no está mal, somos nosotros.

lunes, 15 de enero de 2024

"LA RISA MATA AL MIEDO" (Ideal 14-1-24)

La risa mata al miedo Manuel Molina La risa es una necesidad fundamental en la vida, ya que no solo proporciona un alivio instantáneo al estrés y la tensión, mandamases de nuestros días, sino que también fortalece los lazos sociales. El acto de reír juntos crea un sentido de conexión y camaradería, generando un ambiente positivo. Eso al monje y bibliotecario de El nombre de la rosa de Umberto Eco, le podía y llegó a afirmar como principio ultrateológico medieval que “La risa mata al miedo, y sin miedo no puede haber fe, porque sin miedo al diablo ya no hay necesidad de dios”. Pero es que además, la risa desde el punto de vista fisiológico libera endorfinas, mejorando el estado de ánimo y promoviendo la salud mental, ergo se convierte en liberador de pastillas. En un mundo a menudo cargado de desafíos, la risa emerge como una herramienta necesaria para enfrentar la adversidad y encontrar alegría en medio de las dificultades. Un ejemplo: ahora con nuestras gripes que postra n hay títere con ganas de risa y no digamos después de ver un informativo o visitar una red social. Un purista (un tanto aburrido utópico) como Platón proclamaba en el Filebo que la risa es un placer –hasta aquí bien-, pero al mismo tiempo afirmaba que es fea, obscena, transgresora de la armonía, de la medida, de la integridad y de la conciencia social y de los hombres libres. Oh, comulgaba con el hermano Jorge. Sin embargo, siglos después Sigmund Freud llegó a la conclusión de que la risa “recupera la libertad prístina en un proceso de desalienación”, o lo que es lo mismo en lenguaje comprensible, que es muy buena. Nietzsche, más moderado en este aspecto, también aportaba su opinión positiva. Destacaba también George Bataille la fraternidad que envuelve el hecho de la risa, en el sentido de que esta suponía un lazo de unidad social al mismo tiempo que reverso irónico de los fundamentos de una comunidad. Parece que grandes pensadores reflexionaron sobre la risa y llegaron a la conclusión de que nos beneficiaba. Decía Víctor Hugo, aunque no fuese él, en uno de los más bellos símiles sobre el asunto, que "La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano." Resulta innegable que la risa se ha convertido en un lenguaje universal que trasciende barreras culturales, proporcionando una forma de conexión y comprensión compartida en un mundo cada vez más interconectado. Por todo ello, recomiendo que si viven cerca o planifican una visita a Úbeda no dejen de incluir un regalito para ustedes y asistan al festival “Tolón Tolón: humor por los cencerros de Úbeda”. Se toparán con un tipo de risa que necesita su complicidad, su ingenio; demasiadas veces en modo avión. Los grandísimos Juan Carlos Ortega, Carles Sans (Tricicle), Faemino y cansado, junto a David Navarro, Jesús Piña, Jaime Carava o David Cepo harán de ustedes seres igualados a los dioses, con el peligro que conlleva. La risa, sigue siendo gratis.

domingo, 7 de enero de 2024

"LA EDAD DE LA INOCENCIA" (Ideal 7-1-24)

La edad de la inocencia Manuel Molina Uno de las representaciones que más me ha impresionado de los Reyes Magos ha sido la que se encuentra en las paredes de la basílica de San Apolinar el Nuevo en Rávena. Búsquenla. Trozos de mosaicos de una factura bellísima, elaborada en torno al año 490, conforman una imagen icónica que se repetirá a partir de ese momento como la conocemos en la actualidad. Se representan los Reyes Magos postrados en adoración ante el grupo formado por la Virgen y los arcángeles, custodios del niño Jesús. En la representación aparece la imagen de la Virgen sentada y los tres reyes inclinados ofreciendo sus regalos. Tiene sentido la escena para potenciar la proclamación como Madre de Dios de la Virgen María, que se había producido uso años antes en el Concilio de Éfeso. La obra de arte que contiene el templo es conmovedora, el visitante siente estar rodeado de una extraordinaria creación que estremece. Tal vez sea esa la una de las imágenes que como impronta me han quedado de los Reyes Magos. La segunda la comparto con casi todas las personas que lean esta columna. Pertenece al tiempo de la felicidad, en que todo transcurría como algo parecido a la eternidad. Julio Llamazares escribió un largo poema que reflexionaba sobre el paso del tiempo con el acertado título de “La lentitud de los bueyes”. Una imagen sugerente para definir aquellas noches de espera y desconcierto en que una determinada magia apenas comprensible llenaba el cuerpo por dentro de inquietas hormiguitas en espera de abrir los ojos y encontrar un regalo (hubo un pasado en que había tan solo un juguete y algunos caramelos o chocolatinas). No cambiaría ese pueril nerviosismo de la ilusión por casi nada de lo vivido. Casi todo transcurría en la imaginación de un inocente crio envuelto en las sábanas que protegían de un frío ya casi desconocido para encontrar con las claras del alba –no se podía esperar más- un camión que descargaba, un muñeco articulado o el primer balón de cuero. El mundo en ese instante era perfecto. Este año he cargado un nuevo recuerdo imborrable a los dos anteriores. Me designaron cartero real para poder recibir las cartas de los más pequeños y trasladarlas a los Magos. Qué admirable es el oficio de cartero. Nunca imaginé que disfrutaría tanto escuchando uno por uno a cientos de niños, de niñas y algunos mayores. Sus deseos para la noche mágica. El espectro abarcaba a quienes pedían los últimos juegos digitales, un chico que pedía una muñeca, una chica que pedía como yo un buen balón de fútbol, hasta quien pedía tan solo ropa para él y sus familiares. Una veinteañera me pidió aprobar unas oposiciones. Bendita inocencia y esperanza luminosa que no debería abandonarnos, que de alguna manera pudiéramos afianzarla y que nos acompañara a lo largo de nuestros días. Incluso algunos más malillos declaraban que intentarían ser buenos regulares, que no está mal. Sigan con la magia.

domingo, 31 de diciembre de 2023

"AGUA Y PLÁSTICO" (IDEAL, 31-12-23)

Agua y plástico Manuel Molina Hace poco mantuve una conversación con una profesora sobre el cierre de una balsa de riego en un paraje natural. Un agricultor con posibles había plantado olivar quitando el tradicional y necesitaba agua para regarlo. No se le ocurrió otra solución que tomar una captación justo en la cabecera de una sierra, en uno de los arroyos que acogían de manera intermitente el caudal de esa montaña. Le manifesté que no me parecía bien que se llevasen a cabo ese tipo de actuaciones, cambiando un cultivo de secano en regadío con producciones no tradicionales muy agresivas contra el medio ambiente. Me recriminó que era funcionario y hablaba sin conocimiento de causa, que la gente del campo lo estaba pasando muy mal y que se tendrían que ir si no dejábamos que dispusieran del agua con libertad. Para alguien que se ha criado en el campo y ha trabajado en el olivar no era tema desconocido, pero bueno simplemente le puse el ejemplo de Doñana y le recordé como profesora que debía conocer el ciclo del agua, el arroyo lleva a un río pequeño, este a otro mediano y este a otro más grande para llegar al mar. Si cortas en un lado, falta en otro. No hay nada más que ver la cantidad de pozos ilegales y las fuentes sin caudal para entender algo. El agua es fuente de vida y sustento de ecosistemas, un recurso vital cuya preservación resulta crucial para el futuro de nuestro planeta. Como dijo el admirado sabio Jacques Cousteau, "el agua y el aire, los dos fluidos esenciales para la vida, se convierten en contaminados por nuestras actividades". Esta afirmación resalta la responsabilidad que recae sobre nosotros en cuanto a la conservación del agua. Resultan muy premonitorias las palabras de Margaret Atwood, fruto de las estadísticas: "en el futuro cercano, los sistemas de agua potable serán objeto de disputa, tal como lo son hoy el petróleo y el gas natural. La importancia del agua en el futuro del planeta es innegable. Las palabras de Leonardo da Vinci ya aportaban claridad: "el agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza". Nuestra responsabilidad radica en proteger y preservar este recurso esencial para las generaciones venideras y para la salud misma de nuestro hogar, la Tierra. Sin embargo, el problema del agua se ve acuciado en el campo por la cantidad que basura que encuentro a mi paso. Me educaron en que cuando acudes a este no debes dejar nada de lo que has llevado. Caló. Intento que mi paso sea lo más invisible posible, como si anduviese por un territorio sagrado. Ahora bien, cualquier paseo en bicicleta por carreteras y vías secundarias de montaña se convierte en un lamentable espectáculo de basura en cunetas, bordes y arroyaderos. Latas, botes, botellas y plásticos variados ocupan como profanaciones los espacios donde debiera solo primar la tierra y la vegetación. Parece que competimos en probar si la bestialidad humana es mayor que lo natural.

martes, 26 de diciembre de 2023

"UN POQUITO DE CALMA" (Ideal, 24-12-23)

Un poquito de calma Manuel Molina Vivimos alterados, como si se tratase de una forma de ser, de entender la vida y practicarla. Un perpetuo enfado nos acompaña en la cotidianeidad. Las cuestiones políticas ocupan la mayor parte en la desafección al otro, con anterioridad ejercida contra desconocidos, pero desde que existen las redes sociales incluso se ha multiplicado hacia familiares, allegados y amistades. Observo la crispación que en apariencia gobierna los días de la mayor parte de conocidos. Que si España se rompe, que si ETA, que si “Perro” Sánchez, los insaciables indepes, el amigo español de Milei y un etcétera recurrente para entrar en discordia, ese símbolo del primer concurso de belleza de la historia, que pilló por medio al pobre Paris. La gente vive cabreada, al menos es lo que manifiestan. Incluso si no te interesa ese hervor continuado te salpica. Vas por la acera tan tranquilo y siempre habrá alguien que te recrimine que vas por un lado de la acera o que circulas a esa hora por allí o qué sé yo. Vivimos unos días en los cuales se nos saluda (y correspondemos) con un “Felices fiestas” o “Feliz Navidad”, que conllevan implícito un deseo de paz e incluso si tiramos la casa por la ventana de los deseos, de amor; en su más amplia expresión. Si nos detuviésemos un instante a valorar esa desiderata tal vez nos serviría para considerar que no vivimos, en general, muy mal. A la mayoría, por suerte, nos cobija un techo, comemos varias veces al día, un porcentaje de seres queridos nos acompaña, solemos salir a la calle y volvemos sin que nos ocurra por probabilidad nada malo. Pero no nos parece suficiente. Recurro a un ejemplo que se me quedó grabado hace tiempo en una película de Leonardo di Caprio. Como gran propietario del sur estadounidense del XIX ofrece a uno de sus esclavos favoritos la oportunidad de elegir un caballo de su mejor cuadra y este le contesta que no quiere ese caballo, que en realidad lo que desea es que los demás esclavos no lo tengan. Puede que por ahí encontremos respuesta a lo que nos ocurre. Vivimos y se nos olvida el concepto básico. Una gran parte de este planeta malvive y no le queda incluso ni el derecho a decirlo, sin embargo, quienes disfrutamos de lo más esencial nos enzarzamos en cuestiones que pertenecen más a lo abstracto que al transcurso de los días. No es consuelo, pero debiera hacernos pensar que tanta inquina retorcida no puede atraer lo bueno. Leo en El año del búfalo de Javier Pérez Andújar, siempre maravillando, que los españoles somos más de chiste de que de opinión y tal vez sea cierto. Por eso, cuando abandonamos lo primero nos cuesta navegar en lo segundo y acabamos arribando hacia el insulto de lo que consideramos contrario. El optimismo es palabra que proviene de Optimus, que significa “bueno”. Les deseo un poco de esa bondad porque lo contrario llegará solo.