La traición del
PSOE
Manuel Molina
No resulta fácil escribir en contra
de la tortura taurina por puro divertimento en una provincia como Jaén, que
ostenta el más alto escalafón del país en esa barbaridad. Lo hago desde la
tristeza que ha supuesto la decisiva abstención en voto del PSOE en el
Congreso–pese a declarar un día antes que lo apoyaría- tumbando la ILP, apoyada
por más de setecientas mil firmas, para que se tratara la condición que da
privilegio y mucho dinero público a la tauromaquia. No me encontraba optimista,
en ningún momento dudé que pudiera salir adelante en una votación, pero tenía
claro que al menos se admitiría a debate. Ni siquiera se tuvo en cuenta esa
opción, cercenada en el primer corte. Eso sí, tras declarar quienes llevaban el
asunto en las filas socialistas que se aprobaría con su apoyo, para luego
–seamos claros- tumbarla vergonzosamente con su abstención. Pero desde las
altas instancias de Ferraz decidieron dar carpetazo sin ningún rubor a la
primera tentativa. La decepción ha sido enorme.
Hace tiempo hablaba con un alto cargo
socialista que me recriminaba que mi posición estuviese situada en la abolición
activa de la tauromaquia. Su argumento se basaba en que había temas más
importantes que defender y que esta caería sola, por su propio peso, obligada
por la falta cada vez mayor de afecto social a esa crueldad. Mi argumentación
de respuesta fue la siguiente, ya estoy implicado también en otros asuntos
importantes y para mí ese lo era, no había incompatibilidad en defender la enseñanza
o sanidad pública y a la vez pedir que se cerrara el grifo de respiración
asistida que mantiene el tormento taurino. La “teta” de la subvención pública
lo mantiene, desde que el propio Partido Socialista lo incluyera en Cultura
para así estar protegido y recibir riadas de millones de cada uno de los
contribuyentes, incluidos quienes están en contra y sufren con esa masacre mal
llamada “cultura taurina”. Me citaba también otro argumento que justifica su
negativa como era la pérdida de votos de lugares muy taurinos que eligen meter
en su sobre la papeleta socialista. El quid de la cuestión.
Pero puede ocurrir al revés de lo que
ha pretendido el PSOE y es que se le hayan ido votos por su sonrojante
abstención, de tal modo que, como viene siendo la tendencia premien a los otros
partidos bien a la derecha, o más bien a la izquierda. Los primeros intentan
hacer de la tauromaquia símbolo de apropiación como la bandera de sus pulseritas
y lo consideran un concepto patriota. De hecho los pocos jóvenes que acuden al
martirio taurino público se sitúan como mayoría en esa ideología. El PSOE lo ha
defendido, en su pretensión, por un
puñado de votos y porque no le merecía la pena. Verdadera traición, una
más, a quienes fundaron el partido. Recordemos
un artículo de 1889 en El Socialista: “Mientras el pueblo se divierta con el
derramamiento de sangre, no habrá esperanza de redención ni de cultura.” Pues
eso.