miércoles, 30 de octubre de 2024

"BIBLIOTECAS PÚBLICAS" (Ideal 27-10-24)

(Olivergotton)
Bibliotecas públicas
Manuel Molina
Hace años uno de los afamados “diablos” de los Rolling Stones, el guitarrista Keith Richads declaraba al periódico inglés Sunday Times lo siguiente: “cuando creces, hay dos instituciones que te afectan especialmente, la Iglesia, que pertenece a Dios, y la biblioteca, que te pertenece a ti. La biblioteca pública es enormemente igualitaria”. Tal vez sorprenda que una aspiración de Richards fuese ser bibliotecario, como dejó escrito en sus memorias. Contrasta de manera relevante la exaltación que encontramos más cerca de la sesuda intelectualidad de Borges que de una estrella del rock. Este es poseedor de una gran biblioteca y lector voraz, que realiza préstamos a sus amistades. Me identifico con sus palabras porque no hubiese alcanzado el acercamiento a la cultura del que he disfrutado si no hubiese existido una biblioteca pública cerca, donde encontraba con un simple carné un enorme repertorio de lecturas gratuitas. Crecí sin apenas libros en una casa ubicada en el campo. Ya en el pueblo, descubrí la biblioteca municipal y devoraba como incipiente lector las obras que los estantes ofrecían para su lectura. Me siguió acompañando la oferta pública a lo largo de los estudios universitarios y en los años sucesivos de investigación por hitos como la Nacional, la del Ateneo de Madrid, la Bodelian de Oxford y tantas otras, ya fuesen humildes o fastuosas. Ahora hago bastante uso de ellas como lector y en una acertada simbiosis los libros interesantes adquiridos que utilizo, una vez prestado su servicio, suelo donarlos a bibliotecas para que tengan más uso, acumulo poco en ese sentido y me reconforta que alguien los aproveche. Cuando viaje siempre visito las bibliotecas del lugar y me hago una idea de la cultura de esa localidad por la atención y cuidado que se les dedica. Me fascina las que presentan buenas vistas en edificios notables, céntricas y bien atendidas. Esta semana que se ha celebrado el día de las bibliotecas mantenía una conversación con algunos profesores sobre estas y su futuro y les apuntaba algo que me sorprende y es cómo sobreviven las bibliotecas publicas siendo un bien común, que con probabilidad pocos defenderían caso de que se prescindiese de su presencia. El neoliberalismo salvaje no ha encontrado en ellas un foco de atención para la exclusión y perduran de manera sorprendente. Y que dure, me atrevo a decir. Dentro de ellas, destacaría la importancia que han alcanzado las bibliotecas escolares andaluzas como un proyecto modélico y donde somos referente, aunque siendo conscientes de que también pueden mejorar. En las bibliotecas podemos encontrar, libros, discos, películas, noticias, ordenadores para consultar la vida y “milagros” del incombustible Keith Richards, un músico icónico que quiso ser bibliotecario. Que en Sarajevo o en Alejandría siga habiendo bibliotecas puede servirnos como ejemplo de que la humanidad contiene algo esperanzador y lo aprendido en el pasado aún somos capaces de preservarlo, quizás no tanto para aprender porque seguimos matándonos cada vez que podemos, pero sí tal vez para pensar que si hay una biblioteca, puede haber futuro.

lunes, 21 de octubre de 2024

"DE LA BOLA DE CRISTAL Y BRONCANO" (IDEAL, 20-10-24)

De La bola de cristal y Broncano Manuel Molina
Soy heredero de La bola de cristal que ha cumplido cuarenta años desde su primera emisión. Hace poco tuve la suerte de encontrarme un documental que se acercaba a la figura de su directora, Lolo Rico, una mujer con una energía y lucidez desbordantes y una capacidad inconmensurable de superar lo que el destino le tenía preparado, que no era otra cosa que una mujer paridora y con la pata quebrada. Pero su tenacidad fue tal que acabó convirtiendo sus inquietudes en la formación y disfrute de una generación que por primera vez se encontraba con todo lo que suponía una total libertad en una pantalla de televisión. Aún me recuerdo los sábados por la mañana, junto a mis sobrinos mayores disfrutando, del teatro del absurdo, del último pop británico y español, de series clásicas en fragmentos, referencias a los autores grecolatinos. Todo ello envuelto en el celofán de unas marionetas irreverentes y dicharacheras, que no soportarían la primera criba de censura o autocensura, tan libres como somos. Todo ese compendio enlatado en las seiscientas veinticinco líneas de las televisiones de entonces nos procuró a gran parte de una generación la visión horizontal de nuestro entorno, un más allá desconocido para los pequeños de pueblo, como era mi caso, en los que se descubría un mundo paralelo inexistente en lo más cercano, que comparado con la realidad no aguantaba una odiosa comparación. Se nos multiplicó la capacidad de conocer lo desconocido, aprender y desaprender, para luego cada cual poder elegir lo que se quedaba para sí mismo. A nadie se le obligaba a pensar que la Bruja Avería representaba lo peor de un capital que encontraríamos cuando creciéramos Y nos estaba esperando con los brazos abiertos para que aportáramos nuestra propia ofrenda personal en forma de hipotecas, préstamos, sueldos y condiciones de trabajo. A mí eso no me lo explicaron en otros lugares más tradicionales y me hizo pensar. Me contrarrestó de manera ingeniosa la idea de lo que era el mal, sin querer imponerla.. Por cierto, qué grande la voz de Matilde Conesa como bruja y como la mala, malísima, Angela Chaning de Falcon Crest. Ahora veo poco la televisión, me atrae lo justito porque ha derivado en un entretenimiento casi ofensivo. Considera a los televidentes en la mayoría de los casos de asimilación fronteriza o es que tal vez se persiga perpetuar ese perfil acomodado. Las salvedades tienen un horario de insomnes y hay que recurrir a los “podcast”. Por eso me ha resultado fresco que el programa La Resistencia de David Broncano, jienense de Orcera, haya aparecido en horario de máxima audiencia con algo de inquietud y respeto al coeficiente intelectual de la gran mayoría de televidentes. Después de un día cargadito apetece sentarse un rato y disfrutar de algo que no me considera medio imbécil; encima en un medio público, con dinero público. A ver cuánto dura el asunto porque a todo aquel que se sale del redil, le tienen ganas.

miércoles, 16 de octubre de 2024

"MUJERES DESPUÉS DE UN OCÉANO" (Ideal 13-10-24))

Manuel Molina
En 1949 Juanito Valderrama compuso una canción que se convirtió en un símbolo para todas aquellas personas que tuvieron que coger el petate, si lo había, y la revivían en tierra extraña, inundada de sal y agua a quienes la oían y a quienes cercanos se quedaron. Era comenzar aquellos versos de «Cuando salí de mi tierra,/volví la cara llorando,/ porque lo que más quería/ atrás me lo iba dejando» y el corazón se atamboraba. La letra tiene su peculiar historia. 'El emigrante', aunque la escribió para recordar a los exiliados de la dictadura (él había formado parte de un batallón de la CNT en la Guerra Civil), el régimen franquista la acabó promocionando como una canción patriótica. «Adiós mi España querida,/ dentro de mi alma/ te llevo metida,/ aunque soy un emigrante/ jamás en la vida/ yo podré olvidarte». Quienes salieron tras la guerra o emigraron a probar fortuna desde mediados del siglo XX hasta las fábricas francesas, alemanas o suizas tenían en común que no querían irse pero lo tuvieron que hacer. Encontraron, a veces, en la puerta de una cafetería un cartel, «españoles, no». Fuimos emigrantes. Por nuestras calles encuentro algunas mujeres jóvenes o de edad mediana acompañando a mayores. Los llevan del brazo o en sus sillas de ruedas, los sacan a a pasear, a la compra, al banco o los llevan a la visita médica. Destacan por su piel oscura, el pelo largo muy negro, el habla cadente y musical, unidos a su sonrisa luminosa y duradera. Dejaron atrás la inmensidad de un océano y el amor y cariño de sus seres más cercanos y queridos. Llegaron como nuestros emigrantes. Tal vez piensen en algún momento como en la canción: «Yo soy una pobre emigrante/ y traigo a esta tierra extraña,/ en mi pecho un estandarte». Seguro que conocen la pena de las lágrimas cuando invade la nostalgia. Cuando se trabaja todos los días de la semana se explica como 24/7 y si hay un día libre 24/6, porque algunas de ellas con sueldo muy pequeño tienen ese horario. Subsisten y envían algunos ahorros para que la familia, entre la que se encuentran los hijos, puedan acceder a lo más básico. Hacen la tareas de cuidado y limpieza. A veces, las dos cosas, dos trabajos. Mientras tanto, los nietos de quienes se tuvieron que marchar y vivir algo parecido lo han olvidado con facilidad, historietas del abuelo en Zurich, Dusseldorf o Lille. Piensan que nunca hubo necesidad y que la vida fue siempre algo parecido a un bienestar ducal, de frigorífico, mesa y techo, ropa limpia y variada en el armario, vacaciones en la playa y sacar santos varias veces al año. Recuerdo otra canción compuesta por el argentino León Gieco que vivió la dictadura en su país al final de los setenta, popularizada aquí por la rojeras Ana Belén: «Sólo le pido a Dios/ que el futuro no me sea indiferente/ desahuciado está el que tiene que marchar/ a vivir una cultura diferente».

martes, 8 de octubre de 2024

"CUCHILLOS DE ODIO" (IDEAL, 6-10-24)

Cuchillos de odio
Manuel Molina
El doce de agosto de hace dos años, Salman Rushdie, el autor británico-indio, fue apuñalado en un evento literario en Nueva York. Ocurrió cuando estaba a punto de comenzar una conferencia en la Chautauqua Institution, que paradojas de la vida, presta asistencia y alojamiento a autores amenazados por sus escritos en distintos países. Un joven armado subió al escenario y lo apuñaló repetidamente, hiriéndolo de gravedad en mano, ojo, cuello y abdomen. Rushdie fue trasladado al hospital en estado crítico, y aunque sobrevivió, quedó con secuelas físicas graves, incluida la pérdida de visión en un ojo. El incidente reavivó la discusión sobre la libertad de expresión y los riesgos que enfrentan los escritores y artistas que desafiaban las normas religiosas y culturales. A pesar de la brutalidad del ataque, el autor sigue siendo un símbolo de resistencia frente a la censura y la violencia. A Rushdie se le recuerda por la fatua que lo condenó a ser perseguido de por vida. El artífice del intento de asesinato no había leído más allá de dos páginas del autor. Ahora lo relata en un obra, Cuchillo, un libro que impacta, imaginando el encuentro con su agresor y, a través de una conversación ficcional y tratando de comprender el origen de tanto odio. La inquina es una emoción intensa y compleja que involucra múltiples áreas del cerebro y redes neuronales. Cuando una persona experimenta esa sensación, varias partes del cerebro se activan y los procesos neuroquímicos y emocionales se ponen en marcha. Entre ellas actúa de manera relevante el sistema de recompensa, en algunas zonas, las mismas áreas que se activan con emociones como el amor. Esto sugiere que, en algunos casos, el odio puede generar una sensación de "placer" o satisfacción, lo cual puede explicar por qué algunas personas se aferran a emociones negativas y las refuerzan con el tiempo. Podemos aportar algo más de los cerebros cuando se alimentan con odio, ya que este está basado a menudo en prejuicios y se alimenta de la necesidad de mantener una narrativa mental que justifique por qué alguien o algo se considera inferior o peligroso. En todo el proceso descrito está la reacción a una página en una pantalla y su reproducción sin que haya mediado un mínimo entendimiento, así que prejuicio y satisfacción se alían para que un bulo vaya de mano en mano, de perfil en perfil. Odiar es una emoción muy poderosa que moviliza múltiples áreas del cerebro, desde las estructuras más primitivas como la amígdala y el hipotálamo, hasta regiones más avanzadas como la corteza prefrontal, que regula el comportamiento; aunque puede ofrecer una sensación temporal de control o satisfacción, pero tiene el potencial de dañar la salud mental y física o ser un indicio de ello. El filósofo Eric Hoffer lo estudió en colectividades y llegó a la conclusión de que es el agente unificador más accesible y completo. Los movimientos de masas pueden levantarse sin creer en un Dios, pero nunca sin creer en un demonio.

"CÓLERA, INDOLENCIA Y PROTESTA" (Ideal, 21-9-25)

  Cólera, indolencia y protesta Manuel Molina   En el último canto de la Ilíada se narra el momento en que el rey Príamo, padre de Héc...