domingo, 29 de septiembre de 2024

CLASES LAICAS (IDEAL)

Clases laicas Manuel Molina
Me encuentro sentado en torno a una mesa donde se celebra una verbena singular que rinde tributo a una popular virgen. Suelo acudir cada año tal vez en recuerdo de personas con las que compartí esos momentos y no están o se encuentran lejos, ya saben, la melancolía. En la mesa de al lado un grupo charla y dada la distancia pequeña que nos separa se escuchan las conversaciones. En un momento determinado uno de los integrantes toma la palabra. Intentaré ser lo más fiel a la reproducción de ellas porque no tienen desperdicio: “he estado en tres ferias seguidas de tres pueblos, no sé lo que me he gastado, ya lo miraré a final de mes, no me importa porque me lo paga Juanma Moreno, aunque ahora los del PP ya me parecen de izquierdas, me siento mejor de VOX, mientras siga el dictadorzuelo este que tenemos [Pedro Sánchez] que no están llevando a una guerra civil. Tengo ganas de que empiece para ponerme a matar comunistas”. Sobra la exégesis para interpretar que estamos ante un verdadero descerebrado. El problema viene cuando la persona que me acompaña matiza: es profesor de religión en varios institutos, catequista y hermano mayor de varias cofradías”. Me quedo perplejo. Añade algo más: “si tuviera hijas me preocuparía que estuviesen con él, pero me preocuparía más si tuviese hijos”. Se imaginan lo que aporta esa monstruosidad moral a una veintena o treintena de criaturas formándose en valores. El problema es que alguien lo ha elegido sin ningún filtro más allá de las relaciones personales que mantenga con la institución, que se beneficia y lo ha dejado en un aula de un instituto público. No supone la norma, conozco buenas personas que también desarrollan esa labor. Pero por lo común he conocido que la mayoría se ha dedicado a ver películas y comer chucherías en la hora de Religión, incluso se premia con viajes a lugares laicos de ocio. Su programación didáctica es un cuento de ficción, que no se utiliza lo más mínimo, salvo ese sentido de captación para la causa. En pleno siglo XXI no sé qué pinta una creencia personal en un sistema educativo. Sin embargo, en lugar de resolverlo se continúa con lo que se llama en términos de rugby como “patada hacia delante”. En lugar de relegar las creencias al espacio privado se suman más, ahora religiones como la evangélica o la musulmana ya se imparten en centros públicos, pagados con fondos públicos. No sabemos si quedará espacio para el politeísmo, el panteísmo o los Hare Krishna. Vuelvo al tema del principio. El partido mencionado en su programa electoral no atiende a la religión católica, ya que su única mención es la siguiente: “protección de las tradiciones populares, eventos religiosos y festejos taurinos propios de la España rural, frente a los ataques del progresismo y el globalismo” (sic). ¿Mataría nuestro ínclito a “comunistas católicos” como Javier Madrazo, Salvador Illa o Rosa Aguilar, entre otros? Truenos vestidos de nazareno, advirtió Machado.

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