domingo, 12 de mayo de 2024

"NOVELA HISTÓRICA" (Ideal 12-5-24)

Si nos hablan de novela histórica en nuestro país y nos piden un autor, casi seguro que uno de los más repetidos sería Benito Pérez Galdós, con una ingente parte de su producción literaria dedicada a reproducir cuidados argumentos ambientados en la Guerra de la Independencia o la Revolución Liberal, con una maestría absoluta hasta convertirlo en uno de nuestros más grandes escritores a través de los Episodios Nacionales. La novela histórica ha desempeñado un papel crucial en el panorama literario español, sirviendo como una popular herramienta para explorar el pasado y comprender mejor el presente. Este género no solo entretiene, sino que también ofrece la posibilidad de educar más allá del contacto con la historia que se produce tras la enseñanza reglada, ya que ofrece una privilegiada ventana retrovisora a la complejidad de los acontecimientos históricos, filtrados por tramas entretenidas. En un país tan rico en historia como el nuestro se convierte en un puente entre el pasado y el presente, permitiendo al lector sumergirse en agudos entresijos y conectar con las experiencias humanas de otros espacios y tiempos, puesto que existen emociones perdurables. La importancia de la novela histórica radica en su capacidad para recrear épocas pasadas de manera convincente, de forma verosímil aunque no real. Como afirmó la novelista española María Dueñas, "la novela histórica nos permite viajar al pasado sin renunciar al disfrute de la ficción". A través de la indispensable investigación meticulosa y la imaginación del autor, se recrean escenarios históricos, se da vida a personajes tal vez olvidados o desde perspectivas novedosas y se exploran los acontecimientos que han moldeado una identidad. Además de proporcionar entretenimiento, la novela histórica cumple una función pedagógica parecida al docere et delectare latino, enseñar deleitando. Al sumergirse en las páginas de este género, los lectores tienen la oportunidad de aprender de manera accesible y atractiva. Tal vez en ello radique el éxito editorial y consumo que la acompañan últimamente. Nos sorprenden las enormes cifras de ventas en librerías y préstamos en bibliotecas. No siempre todo puede contar con un beneplácito consensuado y nos encontramos críticas. Algunos la observan como un género que trivializa o distorsiona la historia en aras del entretenimiento. Pero no debemos desdeñar que quien realiza la lectura acepta el pacto literario de “creer” a lo largo de las páginas lo que le cuentan tratándose en realidad de una manera de ficcionalización, la cual utiliza fuentes documentales para moldear un acercamiento a un periodo, por ejemplo como señala Luz Gabás: "los personajes de una novela del siglo XVI no se expresan como en ese siglo, salvo tal vez una honrosa excepción”. El desaparecido Carlos Ruiz Zafón, recordaba que "la historia es nuestra memoria colectiva, y la novela histórica nos permite explorarla y comprenderla de una manera emocionante y significativa". Esos dos aspectos tal vez demuestren la viveza de un género en pleno esplendor. Y un apunte más, tal vez afortunado fruto de nuestro tiempo, cuántas escritoras de novela histórica y cuántas lectoras.

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