miércoles, 1 de marzo de 2023

"LO ANDALUZ" (Ideal 26-2-23)

(Autor: faustino Castillo) Lo andaluz Manuel Molina Lo escribió Luis Cernuda y desde que lo leí vuelvo a esos versos breves pero profundos: “Enigma al trasluz/ pues va entre gente solo,/ es amor con odio/ el andaluz”. Qué paradoja. Sin embargo, en esas palabras queda reflejada una idea que comparto. Tal vez tengamos que contextualizar y el concepto “odio” sea excesivo, pero la realidad nos muestra ser contradictorios por estas tierras del sur, pese a que el tópico se haya elevado como estandarte representativo. La variedad es lo común y en ella simplificadas dos actitudes, apolíneos y dionisíacos. Reconozco no responder al cliché y pese a vivir rodeado de barroquismo me estimula más la piedra lisa y ordenada al servicio de una funcionalidad, hecho no excluyente para que a veces, comparta lo histriónico de algunas muestras populares. No me gustan los botellones legales que se organizan como romerías, ni vivir con frikismo el cada vez más extendido becerro de oro de mover esculturas con parafernalia por las calles, tampoco me estimula como antaño gente disfrazada que ha convertido una inversión social en un espectáculo domesticado, salvo honrosas excepciones, y también otro gran botellón en torno a él. Huyo de las playas atestadas de gente con chiriguitos de dos turnos y me sorprendo cuando a unas plantaciones geométricas de olivar se les llama bosque sin tapujos mientras el suelo que lo sustenta es un concienzudo secarral. Y qué decir de toda ranciedad y prehistoricismo que algunos de mis paisanos profesan maltratando animales con regocijo y puro en boca. El flamenco un poco, sobre todo cuando no berrea, Hay gente que cumple a rajatabla todo el muestrario expuesto y lo extraño es que convivimos. Aunque pareciera tampoco soy un “malafollá” o un aguafiestas. Cuando Blas Infante decidiera finalizar la letra del himno andaluz con una hermosa declaración de afabilidad y empatía creo que logró captar esa compleja realidad, que tan solo puede permanecer con la amplitud de miras, con la huida del ombliguismo y el enfoque humanista en la esencia de lo común. No habría oro suficiente en nuestras minas para haber alcanzado la suerte de no tener que vivir en la inquina a otro cercano. A veces, me levanto y el primer pensamiento que me llega es positivo, dan ganas de anotarlo, qué suerte no tener que odiar a nadie. Puede que esa sea parte de la esencia y aunque uno esté más cerca de Antonio Machado que del exhumado general de la Macarena, no viva marcado por la hostilidad. Nuestro paisanaje es complejo, como lo es afortunadamente el paisaje y me quedo con lo que pueda haber sido permeable de Séneca, de Adriano, del vuelo utópico de Ibn Firnas, de Averroes, de las canciones andalusíes, de Maimónides, Ben Saprut, de Blanco White, Alcalá-Zamora, Jesús Quintero, Antonio Banderas o cualquiera que considere que vivir y dejar vivir sería lo más deseable para así poder disfrutar “con la mañana limpia/cuando la primavera saca flor en mis entrañas” (Juan Ramón Jiménez, premio Nobel). Por la humanidad.

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