martes, 14 de marzo de 2023

EL CAMPO (Ideal 12-3-23)

El campo Manuel Molina Qué maravilla dar un paseo por caminos en estos días que la tierra ha bebido el agua del cielo y los almendros han estallado en su festival de blancura. Las yemas de los frutales van abultando abotonadas para explotar en flores de futuro y el olivar ha cambiado de color tras oxigenarse un poco. Es tiempo de buscar espárragos como seres primitivos y de esperar las primeras habas. Los ciclos naturales tienen ese esperanzado deseo de encontrar lo mismo que hace un año o si pudiera darse la circunstancia, mejorarlo. El campo es nuestra primera tarea y si se resfría todos enfermamos. Nos mantiene con alimentos básicos y genera la riqueza necesaria, al menos, para seguir habitando el lugar de los antepasados. Lo advertía el poeta José Antonio Muñoz Rojas en “Las cosas del campo: “Año tras año, sol a sol, surco a surco, se va el hombre atando a la tierra, enterrándose en ella. Andamos sobre sus sudores, sobre sus ilusiones y sobre sus huesos”. Sin embargo, muchos son los males del campo, aparte de los naturales. La mejor prueba la aporta que los jóvenes no quieren trabajar en él, a la que pueden se zafan y orientan su vida hacia otro lado. Necesitamos el campo porque sin él no existimos, pero cada vez se presenta más difícil conocer a un joven agricultor. Las ayudas se presentan consustanciales a la labor, sin ellas resulta casi imposible alcanzar la rentabilidad, luego crean una dependencia imprescindible con lo positivo y negativo que supone. Si se financia la labor del campo debería quedarse en este y además debería primar las técnicas de cultivo más respetuosas, adecuar los beneficios del productor y premiar a los jóvenes que apuestan por dedicarse a cultivar o a la ganadería. ”Se vive como se puede, malamente; se mantiene malamente la esperanza, nadie sabe por qué”. Considero una alegría llegar al puesto del mercado y encontrar todo lo que necesito dispuesto de manera organizado y colorida. Frutas y verduras se apilan oferentes cada mañana a la espera de ser elegidas para formar parte de la bolsa del mercado. Quienes en algún momento de nuestra vida conocimos la carestía y escasez quedamos para siempre marcados por la muestra de asombro ante la abundancia. Ahora, la cesta de la compra en muchos bolsillos vuelve a estar marcada por una cuidada selección que incluya lo más primordial y se estire. Lo más importante proviene del campo, no deberíamos olvidarlo y por tanto, considerarlo como tal. A veces se nos olvida, incluso a quienes más poder de decisión ostentan. El campo no es un mercadeo o una dádiva, es pura necesidad. Siento un extraño crujido cada vez que presencio una vieja casa derruida o terrenos yermos.“Las encinas solitarias son los dientes que le quedan al campo para mascullar una historia de montes sonoros con grandes encinas y muchas jaras, con sombras apartadas y rincones que nadie había hollado, cuando reinaba la alimaña y tenía libertad la primavera”.

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