martes, 17 de mayo de 2022

FAGOCITA, QUE ALGO QUEDA (Columna de IDEAL 15-5-2022)

Fagocita, que poco queda Manuel Molina Fagocitar es un término muy utilizado en la biología, señalando el fenómeno por el cual una célula cualquiera adquiere dentro de sí a otro tipo de célula o elemento para consumirlo y aprovechar sus componentes o eliminarlo. Permítanme remontarnos al primer cuarto del siglo XX donde el microbiólogo ucraniano Iliá Méchnikov mira a través de las lentes de uno de sus microscopios mientras estudia embriología comparada. Observa larvas de estrella de mar y comprueba que reaccionan al introducirles unas espinas de rosal sobre su envoltura. Se sorprendió al apreciar que ocurría algo inaudito, como era el hecho de que sobre ese cuerpo extraño una acumulación de diversas células actuaban de defensa contra el intruso y lo acababan exterminando o absorbiendo para inutilizarlo. Ese microscópico fenómeno fue bautizado entonces y le llevó al investigador a recibir el premio Nobel de medicina en 1909. Ese apasionante mundo invisible sin lentes para el ojo humano de protozoos, glóbulos o membranas, que llevan a cabo organismos multicelulares con el fin de defender al conjunto del organismo frente a potenciales invasores, se ha convertido en el lenguaje común en una metáfora, que concurre en el mismo lugar simbólico de la expresión “el pez grande se come al pequeño”. En política, en concreto en Andalucía, hemos tenido casos muy ejemplificadores de tal concepto. Durante los años de gobierno del todopoderoso PSOE andaluz cogobernó con el Partido Andalucista y con IU -después de años de desavenencias pronunciadas- y ambos tras la experiencia como si fuesen un elemento ajeno al cuerpo poderoso fueron engullidas por las defensas del pez grande, que hizo desaparecer uno y dejó en mínimos a otro. La última ejemplificación la tenemos en el Partido Popular engullendo al elemento pequeño que era Ciudadanos, esa composición celular pequeña resistió una legislatura anterior del PSOE, pero ha sido envuelta por las células agentes y prácticamente desaparece del espectro político andaluz si nos atenemos a las últimas encuestas. Se plantean unas nuevas elecciones anticipadas por el pez grande que gobierna a sabiendas de que su organismo absorberá a los socios de gobierno anteriores hasta extinguirlos, pero el elemento extraño que puede insertarse en el organismo tiene cualidades muy extrañas. No sabemos mucho de él en la ejecución, sí en su teoría simplista y emocional en territorios de la idealización y los valores que consideran perdidos, por encima del precio de la luz, los precios de la vivienda o el pan nuestro de cada día. Con toros, mantillas y caza no importa todo eso. Si las leyes biológicas operaran con una legislatura –muy dura y erosiva, eso sí- puede que el pez grande aniquilara al pez chico invalidando su mesianismo recuperador de un tiempo pasado. El problemas radica en que no se crearan las suficientes células activas y democráticas para evitar la invasión celular, porque siempre consideramos en política que un elemento extraño devastador es problema solo del que gobierna. Vi muchos capítulos de “Érase una vez el hombre” y allí lo explicaban muy bien.

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