domingo, 31 de marzo de 2024

"GENOCIDIO PALESTINO" (Ideal 31-4-24)

Genocidio palestino Manuel Molina El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU votó a favor de dividir Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío. Aquel día treinta y tres países respondieron de manera positiva a la partición, trece votaron en contra y otros diez países se pusieron de lado y se abstuvieron, declarando ser “neutrales”. Ese día, la ONU causó un desastre incesante en Medio Oriente con miles y miles de muertos desde esa decisión. Pero ya venía de lejos el asunto, desde el siglo XIX, donde se vinculó la reclamación de un territorio por un mito religioso de hacía más de tres mil quinientos años, con un principio que queramos o no cuesta entender, ya que el argumentarlo se basaba en que era el pueblo elegido de Dios. Las razones arqueológicas nunca han demostrado que lo escrito y lo hallado se correspondieran. También debemos tener en cuenta que en el citado XIX Palestina era territorio otomano, es decir, turco. Los judíos alentados por el sionista Thedor Herzl comenzaron a comprar tierras a estos con la idea de crear en el futuro un estado donde los judíos dispersos por el mundo pudieran establecerse. El resto tiene dos grandes culpables en el hecho de haber alentado un problema sin aparente solución: Francia y Gran Bretaña, que como potencias coloniales se repartieron los territorios otomanos y especialmente los últimos que vieron con buenos ojos los asentamientos tras la Primera Guerra Mundial. Tan solo el bueno de Lawrence de Arabia levantó la voz desde el ejército británico de lo que estaba ocurriendo, pero fue traicionado al intentar una solución racional del problema. Llegó la Segunda Guerra Mundial y desde el descubrimiento del Holocausto hitleriano el viento se puso a favor para desembocar en la creación de un estado israelí acorralando cada vez más a quienes allí habitaban, relegando su espacio a dos territorios comprimidos, Gaza y Cisjordania. Israel nunca tuvo suficiente y siempre quiso más con el beneplácito del silencio de la gran mayoría de países, ONU incluida. Ahora después de la respuesta a un condenable atentado y secuestro de cientos de personas los israelíes han comenzado una guerra que ya lleva más de treinta mil muertes y no discrimina en matanzas de poblaciones civiles, incluso con niños, bombardeando hospitales sin ningún escrúpulo y no permite accesos para que llegue la ayuda humanitaria internacional que calme la hambruna y nos haga ver las trágicas imágenes de gente que no sabe nadar arrojándose al mar para conseguir alimentos y pereciendo. Ya no se trata de que sea una opción Palestina libre o no, de que tenga su propio estado como debería, sino de que se frene la matanza de población que está llevando a cabo el ejército de Israel. Cómo será que la propia ONU lo ha calificado de “genocidio”. Mientras tanto, el silencio de quienes pueden frenarlo es sonrojante; también culpable. No se entiende que después de Auschwitz los descendientes de las víctimas sean ahora tan crueles verdugos.

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