lunes, 23 de agosto de 2021

MUJERES QUE ESTUDIAN (22-8-2021)

Rabia e impotencia sobre lo que ocurre en Afganistán, especialmente por lo que espera a muchas mujeres. La educación ha sido el mejor medio para poder ser libres y se castra. Me apena quienes tienen oportunidad y la desechan, como me alegran quienes, al contrario, ponen todo su empeño en ella. La columna de Ideal. Mujeres que estudian Manuel Molina Es muy difícil no escribir sobre todo lo que está ocurriendo en Afganistán, especialmente si alguien contiene cierta sensibilidad por lo que puede ocurrir a partir de ahora a muchas mujeres, como escribía hace unos días una escritora árabe, el mundo pasará a ser una cárcel con rejillas de tela para muchas. Resulta muy complicado entender lo que ocurre en ese lugar del mundo, donde pase lo que pase, siempre pierden las mismas. ¿Qué pasará ahora? Tenemos presente el ejemplo en dos mil doce de Malala Yousafzai, que cerca de allí recibió tres balazos por defender el derecho a la educación de las mujeres Una apuesta muy peligrosa, como se pudo apreciar. No pudieron con ella, pese a todo el año pasado se graduó en la universidad de Oxford en Filosofía, Política y Economía. Un profesor de instituto encargado de los temas de igualdad y con una implicación que jamás había conocido antes, me comentaba entre lágrimas de emoción al final de curso el orgullo que había supuesto que tres niñas de una etnia determinada habían finalizado por primera vez en su centro los estudios de bachillerato. El camino no fue nada fácil puesto que las propias familias no valoraban esa actividad para la realización de una mujer, cuyo principal cometido consistía en ser esposa. Conozco el caso, las dificultades superadas por el arrojo y la determinación que una chica adolescente tiene que sufrir cuando su entorno decide que el futuro consiste, básicamente, en convertirse en la pareja cultural y administrativa de un varón. No conozco el caso contrario, en todos los años que llevo relacionado con la docencia. Si lo trasladamos a kilómetros de distancia, donde no existe ni siquiera el menor atisbo de ayuda que pudiera proporcionar alguien para que una mujer pueda estudiar nos podemos imaginar la situación de lo que está ocurriendo. Cada vez son más las mujeres que estudian y se preparan, no sin tener presente que per se no garantiza la meta que pretenden, pero ese movimiento silencioso se ha convertido en verdadero motor de cambio para el futuro de las mujeres. El acceso a la enseñanza aporta muchas posibilidades de libertad, tanto económica como ideológica, pilares básicos para la no dependencia. No puedo dejar de recordar aquellas primeras pioneras que ante un mundo tremendamente hostil se incorporaron acompañadas de familiares para ser las primeras estudiantes universitarias, aquellas que siendo negras entraron en las clases de niñas blancas o aquellas que con la más alta valentía se jugaron la vida al montarse en un autobús para llegar al colegio. No quiero olvidarme de rendir tributo a aquellas mujeres que aceptando con dolor que ellas no tendrían acceso a la enseñanza reglada, aportaron todo su esfuerzo para que sus hijas no repitieran la desgracia. Sirva para ellas, desde Afganistán hasta la última aldea de Jaén, este pequeño homenaje. Un lema de la propia Malala no por repetido deja de seguir vigente: "Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo."

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