domingo, 23 de octubre de 2016

EL GRAN HERMANO

Habría que rasurar esa barba, no quedaba más opción. Vaya, se han acabado los recambios de la máquina de afeitar manual. Envío un mensaje por el móvil a mi pareja: en mkdna. Cuántos productos ofrece Mercadona, estantes repletos y empleados muy contentos, de buen rollito pero en su sitio, gente que deambula segura entre lo que tiene que hacer y un cierto asomo de orgullo laboral, de pertenencia. A ver, a ver, están carísimos los recambios de cuchillas, sería mejor hacerse hipster una temporada, al menos más barato. Bueno, pues la que está en mitad de los precios, decisión aristotélica. Paso por caja, me atienden con educación, sin voces como en otros supermercados que mantienen  el contacto auditivo de manera más pastoril. Llego a casa con las cuchillas y algunos productos que no había pensado comprar. Enciendo el ordenador y antes de entregarme al trabajo visilleo un poco por Facebook, como higiene mental. Aparecen las últimas obras de algunos amigos, unos viajes y de pronto un anuncio que me recomienda la marca de cuchillas que acabo de comprar. Qué curioso. Comento con algunos compañeros el hecho y apuntan que suele pasar, que el móvil señala tu ubicación y las empresas lo analizan, así controlan si adquieres determinados productos para ofrecerte publicidad personalizada, lo que necesitas o consumes. Hostias, George Orwell atinó y encima lo superan.
Vuelvo otro día al supermercado, al mismo. Llevo lista previa y caligráfica para elegir tan solo lo que necesito. Es más, hoy porto una bolsa de lona para no gastar en la de plástico. Un ciudadano ejemplar y satisfecho, como todos aquellos que nos sentimos eufóricos con las compras. Una señora mayor se cuela en la fila ante la caja. Tiene especial habilidad mostrando un cierto despiste senil, fingido, por supuesto. Le ayudo a colocar sus productos en la cinta transportadora, se arma un pequeño lío y se vuelcan algunos. Aporto mi ayuda y reorganizo su compra: el bote de suavizante, los cereales, unas compresas especiales para pérdidas urinarias y un litro de vino para guisar. Paga, pago. Ya en casa ordeno la compra y me dispongo frente a la pantalla del ordenador. Entro en Facebook y de pronto me aparece una publicidad extraña, a la que no presto atención hasta pasado cierto rato: "salva slips" para la incontinencia urinaria. 
                                              @molina.glez 

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