miércoles, 3 de febrero de 2021

CALVAS Y BELLAS

CALVAS Y BELLAS Manuel Molina (Ideal 31-1-2021) En nuestra sociedad aún quedan muchos tabúes que nos escuecen e incomodan, que no se aceptan con normalidad, relegándolos a lugares apartados (o camuflados) de la vista, como si no existieran y así creer de manera ilusa que no nos afectan, cuestión de los demás; que los otros, quienes han tenido la desgracia de que les toque deben buscar los mecanismos oportunos para encubrir y fingir bajo una simbólica alfombra. Y sin embargo, en esa especie de bombo de las probabilidades nuestro número, de manera involuntaria, gira y puede caer. No deberíamos ser ajenos. El nefasto año dos mil veinte dejó diagnosticadas unas doscientas ochenta mil personas en nuestro país, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). No todo es virus. El primer lugar de tipologías se manifiestó en el colonorrectal, el segundo próstata y el tercero mama. Escuchar esas palabras nos produce una sensación atrabiliaria que enciende mecanismos vertebrales, aquellos que imperceptibles nos unen a la supervivencia. Se piensa que cáncer es un término que remite a lo más trágico, pero poco a poco y gracias a los avances médicos y las investigaciones se va desligando el sustantivo enfermedad del adjetivo mortal. La normalización va calando gracias al esfuerzo que desde distintos frentes se acomete. Van de la mano tanto la divulgación de qué es la enfermedad y la didáctica de su visibilización. Crece la perspectiva de situarnos más del lado del impedimento transitorio que de un irremediable epílogo. Y en tal cambio tienen mucho que ver acciones de un humanismo científico más que meritorio, de profesionales como la del oncólogo Juan de la Haba, que ha implementado en el tratamiento del cáncer la variable de la comprensión y expresión, un efectivo medicamento sin pastillas. “¿En qué puedo ayudarte?” Ese es el principio. Un ejercicio donde las pacientes hablan y son escuchadas; donde se les tiende un puente para oír lo que les beneficia, lo que ha sido duda y lo que sienten. Las mujeres que sufren cáncer de mama, aparte de luchar contra lo que les ha tocado a través de agresivos tratamientos químicos con duros efectos en sus cuerpos, también lo hacen contra las dudas y contra la muestra de una especie de luminoso sobre sus cabezas calvas. El doctor De la Haba ha integrado el tratamiento humano en el proceso y su última acción ha supuesto la creación de un documental recién estrenado, acompañado de una exposición fotográfica, titulado Calvas & Bellas. En él participan diez mujeres con tratamiento oncológico y cabezas alopécicas, captadas por la mirada de diez fotógrafos, como la ubetense Katy Gómez, vestidas por Matilde Cano y dirigidas por Álvaro Medina. En las fotografías y en documental se ha traspasado una enorme brecha con la muestra de esas mujeres involuntariamente calvas, pero bellas, con el esplendor de sus caras y el fulgor de sus palabras, que seguro han ayudado a levantar la alfombra de un tabú. Qué guapas aparecen, bellezas que sugieren pedir un abrazo largo, pienso.

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